Visita de Athenaa a la ciudad patrimonial de Berja.

Viaje realizado a Berja el pasado sábado día 4 de marzo/23, organizado por la Asociación C. ATHENAA como actividad complementaria a la conferencia de Antonio Campos Reyes del día 2/marzo sobre el patrimonio virgitano, incluida dentro del II CICLO de ‘Coloquios sobre Murgi’ bajo la temática de “Diferentes modelos de gestión del patrimonio”.

Expedición de Athenaa en el punto de partida hacia Berja.

La visita de Athenaa por el patrimonio de Berja ha ido de la mano del propio ponente de la conferencia, Antonio Campos Reyes, que nos recibe y da la bienvenida en la Plaza de la Constitución, y antes de comenzar la ruta nos acompaña hasta la Plaza Porticada para disfrutar de un buen desayuno en las cafeterías ubicadas en la misma, una plaza que hasta no hace mucho tiempo fue plaza de abastos, y que desde 2007 se adecuó como un espacio diáfano para su mayor aprovechamiento para la realización de eventos públicos, rehabilitándose con materiales locales como el mármol negro de las canteras de Balsaplata, tan presente en las construcciones virgitanas.

Ayuntamiento de Berja.

Se inicia la ruta con la visita al Ayuntamiento y su Salón de Plenos, un edificio de arquitectura historicista, construido por el arquitecto Quintillán y Lois a finales del XVIII. Su fachada fue modificada en 1839 y está compuesta por una galería de soportales, coronada por un frontón y rematada en sus laterales con dos torres almenadas como símbolo del poder municipal.

Para acceder a la primera planta se hace por una escalera principal con escalones de piedra local, y en las paredes se localizan los retratos de todos los alcaldes virgitanos desde la implantación de la democracia. Una vez en la primera planta entre otras dependencias se ubica el despacho de Alcaldía y el Salón de Plenos o de Sesiones.

Al salón plenario se accede por una majestuoso puerta de madera maciza que nos adentra a una sala de aspecto palaciego y de aire distinguido, con decoración ornamental donde predominan los enmarcados dorados, entelados, terciopelos, lámparas señoriales y mobiliario de maderas nobles.

Una vez asentados y ocupando los escaños de los ediles y del público, Antonio Campos hace referencias a las características ornamentales del salón y a continuación nos hace a modo de introducción de la visita un repaso de la historia de Berja, con el fin de poder entender en mejor medida el patrimonio que nos ha llegado a la actualidad, y que en parte vamos a poder disfrutar a lo largo de la jornada.

La historia de Berja se remonta a su origen ibérico y fenicio, pasando por la ciudad romana de Virgis, origen del gentilicio “virgitano”, con su legado en las ruinas de Villavieja, su época paleocristiana con el sarcófago de Alcaudique, la conquista árabe que se asienta en el antiguo recinto amurallado romano y sus baños de Benejí, la reconquista cristiana en el siglo XV, la rebelión de los moriscos con la sangrienta batalla en 1569 donde destacan los personajes de Luis Fajardo de la Cueva y Aben Humeya, la repoblación cristiana y el terremoto de 1804 que marcó un punto y aparte que da paso a la historia contemporánea de Berja.

Los siglos XVIII y XIX van a traer a Berja una época de bonanza y esplendor gracias a la liberación de la explotación de las minas de plomo en la Sierra de Gádor, que llegó a reunir en el siglo XIX a más de 20.000 mineros y 3.000 pozos. Cuando empieza la decadencia de la minería del XIX, la fuente de riqueza se traslada al cultivo de los parrales de la uva de mesa.

Berja se convirtió en uno de los principales núcleos urbanos de la provincia casi triplicando su población en un siglo pasando de algo más de 5.000 habitantes en 1787 a los 13.500 de 1887. Fue una pequeña ciudad que gracias al desarrollo industrial y comercial, y las viviendas levantadas por la rica burguesía local, el rey Alfonso XII terminó concediendo el título de Ciudad, el 28 de noviembre de 1876.

A la salida del Ayuntamiento y dispuestos para seguir con nuestra visita a Berja, hizo acto de presencia en la Plaza de la Constitución el alcalde virgitano José Carlos Lupión, para agradecernos la visita y desearnos una feliz e instructiva jornada.

Iglesia de la Anunciación.

Posteriormente nos dirigimos a la Iglesia de la Anunciación, uno de los mejores ejemplos de arquitectura neoclásica en Almería, construida inicialmente como una edificación fortificada aproximadamente por el 1530 sobre una antigua mezquita, se volvió a levantar una nueva y más grande en 1763 que quedó completamente destruida con el terremoto de 1804, construyéndose a continuación el templo actual cuyas obras finalizaron en 1879.

La iglesia es de planta basilical con tres naves separadas por grandes columnas toscanas de piedra, la central se encuentra cubierta con una bóveda de cañón y las dos laterales con bóvedas vaídas. En su fachada resaltan las dos torres gemelas sobre un frontón y un pórtico de dos columnas de piedra. Con respecto a su interior destacan los diversos retablos con imágenes y orfebrería de gran valor artístico, las pinturas murales de Andrés García Ibáñez, y en especial el Altar Mayor presidido por la imagen de San Tesifón patrono de la ciudad, y que al coincidir nuestra visita con la víspera de la bajada de la patrona la Virgen de Gádor desde su santuario, nos lo hemos encontrado con un pedestal situado en el lado derecho del altar efímero de la Virgen de Gádor.

Ruta de las Casas palaciegas.

La burguesía minera y uvera como muestra de ostentación y diferenciación social, durante los siglos XVIII y XIX construyen lujosas casas-palacios de elegantes fachadas con rejerías, antepechos y barandas de forja artesanal o hierro colado, aún hoy constatable a través de los numerosos ejemplos conservados en las principales calles de Berja.

Actualmente Berja cuenta con unas 50 viviendas del estilo casa-palacio que siguen una arquitectura similar: un patio central desde donde se acceden a todas las dependencias, un casetón central que sirve como regulador térmico y lumínico, y un jardín en las traseras de la misma.

A continuación nos adentramos en el esplendor de dos casas-palacio de carácter privado de uso familiar, y otra más pero como establecimiento hotelero, como propuestas e iniciativas privadas de puesta en valor del patrimonio.

Casa de Soledad Villalobos:

En la calle El Greco esquina con la placetilla de Las Monjas frente las casa de González, y gracias a la cortesía y amabilidad de su propietaria Doña Soledad Villalobos y las gestiones de nuestro anfitrión Antonio Campos, nos permite la entrada en su residencia privada y poder disfrutar de su vivienda. Una casa del siglo XIX de la familia Joya, conservada con todos los elementos típicos de las casas señoriales de la época, patio interior sobre columnas que en su día fueron de piedra pero que con las modas fueron suplantadas por hierro forjado y que han llegado a la actualidad, y su respectivo patio con jardín.

Subiendo por la misma calle alcanzamos la Casa de los Ibarra, otra vivienda del siglo XIX que después de muchos años de dejadez y abandono, ha sido adquirida por Antonio Manrique un nuevo virgitano de adopción que ha conseguido rehabilitar la parte constructiva, continuando actualmente en el proceso de ir recuperando pinturas y decoraciones en la medida de las posibilidades, pero que ya es importantísimo la labor de recuperación de los riquísimos suelos de teselas hidráulicas en mosaico. Antonio y Lolo la han ocupado como su vivienda y con su gran generosidad nos invitaron a visitarla con la condición de poner el máximo esmero y cuidado en el tránsito por la misma, así como respeto a su intimidad y no publicar imágenes de la misma.

Calle Agua:

Entrando en la calle Agua nos encontramos con la máxima concentración de viviendas palaciegas, por su condición de calle principal en época minera donde cualquier familia burguesa tenía que estar presente y de forma evidente y ostentosa. El nombre de la calle viene dado por discurrir por su trazado una acequia principal, hoy en uso y canalizada en el subsuelo.

En nuestro paseo por la calle vamos visualizando y conociendo de mano de Antonio Campos las características y curiosidades de las casas-palacio, su distribución espacial y elementos arquitectónicos que las distinguen y evidencian sus orígenes.

En el número 55 de la calle Agua se encuentra la Casa de los Joya del siglo XVIII, llegó a tener una almazara lindante con el huerto. Después de dos décadas cerrada fue restaurada por el actual propietario Abdeslam El Baz, respetando el estilo barroco en la estructura del patio central, elementos neogóticos en su interior y yeserías con motivos florales. En la actualidad está abierta al público como hotel restaurante.

Paseo Cervantes o del Siglo:

El paseo por el entramado urbano nos llevó hasta el Paseo de Cervantes o del Siglo, un bulevar que se construyó en el año 1900, fue inaugurado como Paseo del Siglo, para festejar la entrada del siglo XX. A ambos lados de él hay plantados una fila de árboles de grandes dimensiones de la variedad plátanos de sombra.

En 2009 fue totalmente remodelado con la mejora del suelo con mármol virgitano de Balsaplata, la colocación de alcorques para los árboles que se han podado para la remodelación, y se ha dejado su trazado como semipeatonal, para facilitar el paseo y evitar problemas de tráfico y seguridad.

Casa de la Cultura:

La Casa de Jerónimo Villalobos es una casa palaciega del siglo XIX situada en la Placeta de la Cruz, fue la vivienda de un rico minero llamado Lorenzo Gallardo Tovar, que más tarde fue heredara por Jerónimo Villalobos, sobrino de este señor. Ha tenido varios usos y destinos, siendo el más recordado como el “Instituto” por ser consultorio de la salud pública a finales del siglo pasado. Ejemplo de puesta en valor por parte de la administración pública, rehabilitada y hoy es la actual Casa de la Cultura, aún conserva gran parte de su diseño original exterior, destacando en su interior un patio de columnas en mármol negro de Balsaplata, y coronado por un casetón que da luz a toda la estancia, junto al característico mosaico de piezas cerámicas y baldosas del pavimento.

El Molino del Perrillo:

En los números 47 y 49 de la calle Agua esquina con el callejón Pardo, se encuentra la joya de la corona, el inmueble residencial más monumental de Berja y que fue el centro de la vida económica y social del municipio. Una casa palacio construida en 1863 por Gregorio Lupión Escobar, uno de los mayores propietarios mineros de la época, y para su construcción no se escatimaron gastos con los mejores materiales del momento, finas yeserías, escalinatas, columnas de mármol y una impresionante rejería en su fachada donde se decía que tenía tantas ventanas y puertas como días del año.

Sobre el solar inicial existía un molino harinero que aprovechaba el agua que bajaba por la calle, al respetarlo por interés económico quedó integrado en la construcción, conservándose todas las piezas originales de su engranaje y en estado de funcionamiento hasta no hace muchos años. Junto al molino también existía una fuente hoy inexistente en la esquina del edificio, llamada “el Perrillo” por el caño de bronce en forma de perro y que terminó dando nombre al edificio.

El inmueble adquirido por el ayuntamiento, ha sido objeto de un minucioso proceso de recuperación y rehabilitación por el Ayuntamiento de Berja y la Diputación Provincial de Almería, finalizado en 2019 después de siete años de obras. El edificio se encontraba en un estado de abandono y deterioro constante con zonas colapsadas y ruinosas, por lo que se decidió demoler todo el interior, reservando las paredes y fachadas del contorno, y realizando una reconstrucción con la integración de los materiales originales conservados, como las columnas de mármol negro de Balsaplata, la rejería interior y exterior, toda la carpintería y los peldaños de las escaleras originales, y en especial la recuperación en parte del suelo hidráulico original con la técnica de alfombra central, colocando las piezas recuperadas y disponibles para su colocación en el centro de las estancias como testigo del pavimento original.

Hoy alberga a la Oficina de Turismo, una sala para presentaciones y reuniones, una zona de exposiciones, la sede del Centro de Estudios Virgitanos  y la biblioteca municipal. El molino harinero se ha conservado íntegramente en su zona original en la planta baja, siendo visitable junto con aperos de la actividad molinera. En su primera planta se ha recreado la vida de la casa señorial del XIX y para ello se ha dotado de muebles y menaje propio de la época, recopilados entre donaciones, compras y otros tipos de adquisición a favor del patrimonio público.

Casa “Bar Cahete”:

Una vez visitado el Molino del Perrillo nos dirigimos de nuevo a la Plaza Porticada, si por la mañana fue para desayunar, ahora toca almorzar y que mejor sitio que la mítica “Casa Cahete”, también patrimonio de la ciudad como el bar mas antiguo en activo de Berja (1952), con platos típicos de la gastronomía virgitana. El lugar es llamativo por su aspecto, muy andaluz en la terraza y el estilo cincuentero rural del interior, donde disfrutamos de sus famosos entrantes como la sobrasada y habas con bacalao y tocino, para continuar con sus indispensables patatas al ajillo y terminar con su exquisito arroz de caracoles o de pescado según el gusto.

Chocolatería “La Virgitana”.

Continuando con la gastronomía local y como postre a nuestro suculento almuerzo, Antonio Campos nos guía a la cercana Plaza de Abastos para visitar otro de los patrimonios que atesora Berja, el único obrador de chocolate de toda la provincia, la conocida Chocolatería “La Virgitana”.

Nos recibe en el obrador-tienda Miguel Ángel Rodríguez, un joven virgitano de origen motrileño que siempre había tenido en el chocolate su gran pasión, viajó hasta Barcelona para formarse en obradores de prestigio y junto a los mejores artesanos. Una aventura que le sirvió para conocer todos los entresijos y las posibilidades que ofrece el que puede ser uno de los alimentos más codiciados del mundo y la joya de la corona en el ámbito de la repostería, y fue el artífice en implantar en el año 2015 esta nueva actividad en la provincia, inicialmente con la denominación Alpujarra”Delicassi”, que nace con el objetivo de reinventar el mundo del chocolate desde una perspectiva clara, la elaboración 100% artesana.

La Virgitana obtiene el cacao con el que trabaja, 100% natural, desde Ecuador y Sudáfrica principalmente, y para la elaboración de sus chocolates lo combina con productos también naturales, como el mango, galleta, naranja, melón, chicle, menta, nuez, almendra, kiwi… que son solo algunas de las combinaciones casi desconocidas y cuyo sabor no deja indiferente a nadie, preparados en tabletas, bombones y delicias inimaginables, formando parte de de un gran abanico de posibilidades de este templo del cacao. .

Miguel Ángel nos muestra la zona de trabajo, explicando de forma clara sobre las diferentes fases de elaboración y sobre todo destacando las características de la semilla del cacao como producto base, así como su particular concepción y convicción de elaborar un producto artesano y bajo en grasas, y para poner la guinda a esta visita nos invita a probar diferentes productos recién elaborados, generando la degustación de este dulce tesoro entre los presentes un ambiente de regocijo y placer sensorial, suficiente para desear llevar a casa una pequeña muestra del producto de tan merecido trabajo.

Las Fuentes de Los Cerrillos.

Para terminar, ya en sesión vespertina, qué mejor que acudir al barrio de Los Cerrillos para visitar las fuentes del Almez y del Oro, y poder contemplar su belleza y comprender la importancia del agua en el cultivo del parral tras el esplendor minero.

Camino La Erilla en dirección a Los Cerrillos

La historia de Berja está intrínsecamente ligada a sus fuentes y manantiales; desde tiempos de los romanos, constructores de acueductos, pasando por la época árabe y hasta nuestros días, las aguas que manan al pie de la Sierra de Gádor se han gestionado con esmero a través de una complicada e ingeniosa red de acequias y balsas que han fecundado la vega. Berja cuenta con más de treinta fuentes, situadas tanto en el casco urbano como en el extraurbano.

Estos manantiales de agua han condicionado la distribución del pueblo de manera que prácticamente todos los barrios de Berja nacieron en torno a una o varias fuentes. En Los Cerrillos se localizan tres de las fuentes más caudalosas, que son las del OroAlmez y La Higuera, y por falta de tiempo Antonio Campos nos dirige a la Fuente del Almez y la Fuente del Oro.

Fuente del Almez:

Situada en calle Santa Susana, a mitad de camino de la Ermita de la Virgen de Gádor. Es de origen milenario, donde el agua brotaba del barranco hasta finales de siglo XIX que es trasformado en la obra de piedra que hoy conocemos. Cuenta con un pilar de piedra de un cuerpo sencillo, con dos caños sobre un frontal donde se localiza una boca centrada por donde en épocas de gran caudal mana más agua, con trancos de piedra, suelo empedrado y piedras para lavaderos. Frente al pilar en su zona de levante brota un segundo canal de agua que se une a la acequia de riego Almez.

El nombre de esta fuente procede de un árbol muy común en la Vega de Berja, cuya madera era muy apreciada para diferentes labores agrícolas sobre todo para sostener los emparrados. Su nombre completo era el de «Fuente del Almez Escrito», pues junto a la fuente había un gran almez en cuya corteza se hacían grabados.

Fuente del Oro:

Ubicada en el camino de la Ermita de Gádor, es quizás la fuente más emblemática de Berja por su espectacular caudal. Su nombre aparece ya recogido en el libro de Apeos de Berja (siglos XVI) aunque fue remodelada durante la Segunda República (1934).

Dispone de un pilar de piedra sencillo, rematado por un frontón curvo, con apertura central que deja libre el agua que contiene. Su cuerpo alberga dos gruesos caños que flaquean una gran cascada de agua, que salta al pilar, asombrando por su extraordinario volumen. Tiene asimismo, una acequia que da nombre a su brazal, la cual se utiliza, a su vez, como lavadero público que aún sigue utilizándose en la actualidad, creando uno de los rincones más típicos y pintorescos de Berja.

Final de la visita a la ciudad patrimonial de Berja.


La A. C. Athenaa agradece la disponibilidad, la gentileza y amabilidad de Soledad Villalobos, Antonio Manrique y Abdeslam El Baz, propietarios de las casas-palacio privadas visitadas, así como a Antonio Campos Reyes por su esfuerzo y dedicación en la ponencia y guía en la visita a Berja, posibilitando lo que es sin duda una joya por conocer a escasos kilómetros de El Ejido, y que aún queda mucho por visitar, como los restos íberos y romanos de Villavieja, al Benejí árabe, la Torre de los Encisos, el Santuario de la Virgen de Gádor, el resto de fuentes, el Museo de Semana Santa, etc… quedando invitados para próximas visitas.

Por tanto, como en otras conferencias y visitas, Athenaa insiste en que no se puede proteger y poner en valor lo que no se conoce. En ello se está en Berja, pero también en Athenaa con respecto a El Ejido. Mucho trabajo, pero no menos ilusión y pasión por lo que nos representa.

Sobre el autor: Athenaa (fgo)

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