Visita ilustrativa de Athenaa a los pueblos de colonización de Las Norias, San Agustín y El Solanillo.

Viaje realizado y organizado por la Asociación C. Athenaa el pasado 4 de mayo/24 como actividad complementaria a las dos últimas conferencias incluida dentro del III CICLO de ‘Coloquios sobre Murgi’ sobre la singularidad e importancia de los pueblos de colonización a nivel urbanístico y arquitectónico.

Para esta visita a los pueblos de colonización hemos contado como guía excepcional a unos de los ponentes de la conferencia previa, Alfonso Ruiz García, doctor en Historia del Arte y profesor tutor de la UNED.

Comenzamos la jornada en la Plaza de la Iglesia de Las Norias, donde nos recibe Alfonso Ruiz, y previo al inicio de nuestro recorrido por sus calles y edificios de colonización, nos informa a modo de introducción la singularidad del poblado.

LAS NORIAS

Una vez que Alfonso nos ha introducido en la singularidad de la creación del poblado de Las Norias pasamos la calle Jardines donde nos encontramos con una fila de casas de obreros. Este tipo de vivienda no estaba planificada para los colonos agricultores sino para la mano de obra – los empleados a jornal -, dotándola con una parcela de superficie inferior a la de los colonos por no disponer de dependencias agrícolas. Podían ser de una o dos plantas con una distribución estándar de tres dormitorios, aseo y cocina, y un patio donde se podía cultivar y criar animales para la subsistencia de la familia. Con respecto al cuarto de baño se empezaron a incluir en los patios en las últimas promociones.

Para poder entender los elementos planificados por el INC, Alfonso nos dirige hacía una de las viviendas que evidencia menos transformaciones sobre la original, donde poder analizar la tipología aplicada, y lo primero que destaca es el tipo de edificación a dos plantas, adosada lateralmente en hilera y en los patios interiores, configurando una manzana completa. De construcción sencilla con muros de mampostería, económica y efectiva, y para conseguir una estética aceptable evita la monotonía recurriendo al retranqueo de la puerta principal mediante un porche, generando huecos y volúmenes que facilitan la creación de sombras y espacios alternativos, resultando hogares dignos y confortables para su época. Este mismo fin lo persiguen con respecto al urbanismo, diseñando un trazado quebrado y curvo de las calles para conseguir la ruptura de las perspectivas buscando el ambiente amable de los pueblos tradicionales.

Como complemento inesperado a nuestra visita ilustrativa, tenemos la fortuna de coincidir en la calle con un vecino y antiguo colono del poblado de Las Norias. Se trata de Joaquín Crespo, que nos atiende de forma amable y agradable a las cuestiones que les demandamos, y en especial por el interés técnico de Alfonso por saber de primera mano su experiencia personal de la colonización. Joaquín nos responde que el comienzo fue muy duro, trabajando de sol a sol y pasando penurias, pero con las ayudas y el asesoramiento de los peritos del INC, su familia pudo salir adelante, ha conseguido dejarle a sus hijos tierras, y hoy en día se encuentra felizmente jubilado y toda su familia está bien cubierta.

Joaquín Crespo atendiendo amablemente al grupo

Para finalizar nuestra visita a Las Norias, nos acercamos al cruce de las calles Fresal y Soportales que vertebran el pueblo de colonización. En dos de sus esquinas se encuentran los colegios y en otra, al sureste, se sitúa un edificio porticado (soportales) se ubican las artesanías y el edificio administrativo coronado por una espadaña hoy desarmada, donde estaba colocadas una campana y un reloj hoy desaparecidos.

 

SAN AGUSTÍN

Nos dirigimos al pueblo de San Agustín y desde la Plaza de Colonización al pie de la torre de la iglesia, iniciamos su recorrido.

Nos encontramos con Alfonso Ruiz en la Plaza de Colonización, que es el centro neurálgico de San Agustín, encontrándose en ella al sur el edificio administrativo y a poniente las artesanías, ambas con porche, y a levante la zona religiosa con la torre del campanario distanciada de la iglesia y unida con un porche abierto, conformando una plaza interior conocida como Plaza Virgen Consolación.

Para nuestra visita a San Agustín se ha presentando José Antonio Rodríguez Quero, vecino e hijo de colonos, que nos va a dirigir de primera mano por los principales sitios del pueblo. Como aperitivo nos invita a ver el contrato original de la concesión de colono del año 1977 a nombre de su padre Antonio Rodríguez Ruiz.

El contrato de concesión daba derecho al uso del lote entregado que consistía en una finca y la vivienda en el poblado, y se establecían las condiciones a cumplir por el colono, como la obligación de cultivar la finca y el cuadro de amortización de la deuda al INC. Si en cualquier momento el INC concluye que no se está cumpliendo con las obligaciones de la concesión, ésta se dará por caducada y deberá abandonar el lote. Y si terminado el plazo establecido el colono ha cumplido con todas las obligaciones y ha amortizado la deuda con el INC, se le dará acceso a la titularidad de la vivienda y la finca mediante escritura pública.

Cuerpo porticado de acceso a la Iglesia de San Agustín

Artículo de IDEAL de El Ejido en febrero de 2020, donde se hace denuncia pública de la pérdida de patrimonio cultural en la iglesia de San Agustín.

Después de visitar la iglesia, Quero nos guía a la calle Magisterio, nombre que nos indica que estamos en la zona de colegios formado por tres módulos adosados con un patio común y cuatro casas de maestros, construidas en la primera fase.

Entramos en las escuelas hoy adaptadas a centro cultural y social, donde Alfonso quiere comprobar in situ el interés espacial conseguido con la inclinación del techo, colocando en la zona norte más elevada un ventanal que ayuda a la iluminación del interior, así como su ventilación cruzada con los ventanales al sur con vistas a los patios de recreo, consiguiendo con ello un efectivo sistema de climatización. El edificio ha sido transformado con la ampliación de los módulos de levante ocupando parte del patio, pero manteniendo la estructura de la cubierta inclinada de la obra inicial.

Continuamos ahora por las calles del pueblo hacía la zona donde se concentran las casas de colonos, alcanzando la calle Viento donde Quero nos comenta ciertas curiosidades, como el diseño de retranqueo de los lindes de las edificaciones en las esquinas a la derecha, para facilitar la visión de la circulación de los vehículos, o como aún se mantiene el pavimento original de la acera, resuelto de forma sencilla y económica con cemento estriado para favorecer el agarre y evacuar el agua de lluvia. Sobre las viviendas, nos refiere la singularidad de construir los muros con ladrillos pintados de blanco apoyados sobre un zócalo de hormigón, para compensar el desnivel de la calle, así como de aislante de la humedad del terreno.

Se proyectaron cuatro tipos de viviendas de colonos de una sola planta (tipo B) y de dos (tipo A), con 85 m2 construidos sobre parcelas de 600 m2. Todas constan de tres dormitorios, un porche como retranqueo de la entrada, un jardín separado de la calle por una valla, y un patio posterior donde están las dependencias agrícolas. La circunstancia especial y única de la provincia del trazado de San Agustín, es la incorporación de calles peatonales para acceder a los patios, ganando en seguridad y salubridad, evitando el cruce de vehículos con peatones, pero con el paso del tiempo esto ha facilitado que una vez las dependencias agrícolas han dejado de ser necesarias, los espacios libres de la parcela se han ido ocupando con ampliaciones constructivas o segundas viviendas con la posibilidad de acceso independiente a la calle peatonal.

Como final de nuestra visita a San Agustín, Quero nos quiere mostrar un elemento simbólico y curioso del pueblo original de colonización: se trata del depósito de agua, una construcción hidráulica que consta del depósito y dos torres gemelas desde donde se elevaba el agua para conseguir presión para la conducción por gravedad. En estos elementos de infraestructura básicos e imprescindibles para la planificación de un poblado, el INC también atendía a los detalles y aparte de su aspecto funcional los ponían en valor como elemento de embellecimiento urbano, como se puede comprobar en la gran similitud del tipo constructivo con las torres de la iglesia del pueblo de colonización cacereño de Vegaviana.

Antes de seguir nuestro recorrido por los pueblos de colonización del poniente, hacemos parada en el centro de la comarca, cerca de La Mojonera, para reponer fuerzas en un contexto y ambiente genuinamente agrícola.

EL SOLANILLO

Como destino final de nuestra jornada, nos acercamos al pueblo de El Solanillo en el término municipal de Roquetas de Mar, el más pequeño y menos transformado en términos generales, iniciando nuestra visita en la plaza central con Alfonso Ruiz que nos hace una pequeña introducción del poblado.

Cruzamos la zona levante de la plaza central donde se encuentran las casas de obreros, un arco corvado que separa a estas al sur con los locales comerciales (artesanías) con porche, y estas a la vez separadas al sur por otro arco similar del centro social y administrativo, también con porche y con su singular torre.

Al sur de la plaza nos encaminamos a la calle Marchena como claro ejemplo de una calle de acceso a las dependencias agrícolas o de carros en las traseras de las casas de colonos, donde Alfonso nos comenta esta singularidad de El Solanillo, y como se consigue un resultado tan interesante con elementos sencillos de arquitectura, diseñando las fachadas con tapias bajas y un cierto giro del retranqueo del portón de entrada de carros para facilitar el acceso, junto los volúmenes de los graneros dentro del gran espacio del interior de los patios. Como viene siendo típico de todos los pueblos de colonización, la circunstancia de espacios libres generados en los patios de colonos ha permitido el aprovechamiento para ampliar la edificación inicial, pero hemos podido comprobar gratamente como su urbanización se ha mantenida sin apenas transformaciones.

Pasamos a la calle Baza donde podemos ver algunas unidades de viviendas de colonos de tipo A construidas a dos plantas, con cocina y salón en planta baja y dormitorios en la segunda, y con un patio amplio donde albergaba las dependencias agrícolas con acceso independiente por la calle de carros. Estas dependencias es una iniciativa del INC pensada para suministrar a los colonos de una vivienda digna y adecuada, con los medios necesarios para las actividades complementarias a las labores agrícolas del campo, y que constan de granero, porche o cobertizo y dos cochineras. Las fachadas de las viviendas tienen una composición sencilla y funcional con retranqueos y huecos que facilitan sombras y crean un juego de volúmenes interesantes y alejado de la monotonía.

Desde la calle Baza subimos hasta el cruce con calle Estepa donde se encuentra el módulo escolar inicial de colonización, compuesto de dos aulas con diferente distribución de planta, con volúmenes remarcados con retranqueos y diferentes alturas, manteniendo el estilo general.

Cruce calles Baza y Estepa con módulo escolar de colonización
La Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de El Solanillo.

Llegamos al final de este interesante y fascinante viaje por los poblados de colonización del poniente almeriense, donde hemos podido entender y valorar el legado de unos arquitectos que crearon pueblos enteros de la nada, bajo un criterio unificado e inteligente en una época difícil, que han sido de gran importancia en el desarrollo de lo que es hoy la provincia de Almería. Y no menos importante es el gran patrimonio cultural y artístico que los artistas encargados aportaron a nuestras iglesias para su remate y ornamentación, un anacronismo cultural realizado por unos artistas malditos de ideología claramente no franquista, pero que gracias a sus trabajos poco remunerados les permitió libertad creativa y dar rienda suelta a su vanguardismo moderno, autores que con el paso del tiempo han sido reconocidos y sus obras cuelgan en los mejores museos de arte contemporáneo.

Todo este despertar de nuestra curiosidad por los tesoros de colonización, ha ido de mano de Alfonso Ruiz, que con sus amplios conocimientos y su calidad como docente, nos ha guiado de forma certera y gratificante por este interesantísimo mundo de los pueblos de colonización, y al que le agradecemos enormemente su dedicación y entrega de forma desinteresada con Athenaa.

Sobre el autor: Athenaa (fgo)

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