Viaje realizado y organizado por la Asociación C. ATHENAA los pasados días 18 y 19 de noviembre/23, visitando la Villa Romana de Salar de en la localidad granadina de Salar, el conjunto arqueológico de los Dólmenes, el paraje natural El Torcal y el patrimonio monumental histórico de Antequera (Málaga).
VILLA ROMANA DE SALAR (GRANADA)
Esta primera jornada de nuestro viaje tendrá como destino la comarca rural del poniente granadino, muy cerca de Loja se trata del pueblo de Salar, una pequeña localidad que está viviendo una época de esplendor gracias al hallazgo y puesta en valor de la Villa Romana. Un claro ejemplo de como una buena gestión municipal de su patrimonio sin apenas recursos, ha conseguido crear un motor de desarrollo económico alrededor del turismo del yacimiento, consiguiendo con ello retener a su población de la corriente general del despoblamiento de los pueblos del interior.
El pueblo del Salar tiene una extensa historia desde el Neolítico, pasando por el romano y el árabe que han ido dejado marcas históricas en la zona. El yacimiento de la Villa Romana se localiza en la vega, junto al Arroyo de Salar en el paraje conocido como la Revuelta de Enciso junto la carretera local que en su día fue una vía de comunicación importante que cruzaba la depresión granadina. En la misma puerta del yacimiento nos recibe quien va a ser nuestro guía en el yacimiento, el arqueólogo de la Universidad de Granada, Julio Román Punzón, director de las excavaciones de la Villa Romana. Un privilegio que tenemos al poder disponer de primera mano la información de los descubrimientos y resultados obtenidos en los últimos estudios, hipótesis, y dataciones de la campaña de excavaciones terminada en octubre pasado, una información que crece y se alimenta anualmente con las campañas estivales de excavaciones.
Una vez dentro del recinto del yacimiento, nos encontramos con tres estructuras metálicas, dos con cerramientos completos y la tercera con los laterales descubiertos, que son las cubiertas de protección de las tres zonas excavadas: al sureste la más antigua y a la vez más grande, es la Zona A; al lado, escasamente a unos metros a poniente se encuentra la segunda, denominada Zona B; y al norte de las dos está la última y más reciente y semicubierta, la denominada Zona C.
ZONA A:
La primera zona que vamos a visitar es el lugar donde se iniciaron las primeras excavaciones, que como suele pasar en la mayoría de los restos arqueológicos que aparecen, suelen hacerlo por casos fortuitos como es caso de Salar. Julio nos informa que fue descubierto a finales del 2004, casualmente gracias a unos trabajos de movimiento de tierras para la instalación de una estación depuradora de aguas residuales.
Lo primero que llama la atención al entrar es la profundidad del yacimiento, la cantidad de limo acumulado a lo largo de más de mil años que llega a alcanzar en algunos de los cortados cuatro y cinco metros de altura, que explica como una vez abandonado el asentamiento, las avenidas de las escorrentías de lluvia de la ladera este en dirección al arroyo en el fondo del barranco, han ido acumulando grandes cantidades de barro y colmatando con grandes capas de limo los restos de la villa, conservando en el tiempo y sin que se supiera nada de ella hasta tu hallazgo fortuito por las máquinas excavadores, y que la huella destructora de las mismas ha quedado muy visible en las zonas arrancadas del gran mosaico del comedor principal (triclinium o triclinio).
Aunque los hallazgos se remontan al 2004, no sería hasta el 2011 cuando se realizaron las primeras excavaciones que duraron hasta el 2013, pero no fue hasta el año 2016 cuando empezó realmente a demostrar todo su potencial gracias al Ayuntamiento de Salar que asumió el cargo de fomentar la investigación, la puesta en valor y la conservación de la villa junto a la Universidad de Granada.
Estas excavaciones empezaron a deslumbrar que se trata de una residencia rural muy bien conservada y que por la ostentación en la decoración, mosaicos y esculturas localizadas, contempla un nivel aristocrático como una vivienda señorial de carácter agropecuario de las más importantes de la Península Ibérica, tratándose de una Villa de Peristilo con su máximo esplendor en los siglos III al V dC, aunque constan indicios de explotación desde el siglo I. Sobre los restos romanos se pueden contemplar actuaciones edificatorios de menor calidad, generalmente de ladrillo de adobe de los siglos V y VI, que corresponden con adaptaciones de habitabilidad más humildes, realizadas por los nuevos habitantes que posiblemente se trataban de campesinos o antiguos trabajadores de la explotación una vez abandonada por la familia propietaria (dominus) en el siglo V, y que tras continuos expolios y un gran incendio, fue abandonada definitivamente durante la primera mitad del siglo VI.
Solo se ha excavado una pequeña área de la villa romana, por lo que el potencial histórico y arqueológico de este enclave es formidable, si tenemos en cuenta que de los 424 m2 excavados, 139 son mosaicos. Con lo descubierto se distingue una residencia rural que se articula en torno a un gran jardín interior rectangular, cuyos cuatro pasillos, que permiten el acceso y la circulación a las diversas estancias que se abren a dicho patio central, como el comedor principal también rectangular, y todo con un eje central desde el Ninfeo en la zona A, hasta la estancia de entrada principal en la zona B. La propia delimitación de la estructura colocada para su protección, ha limitado continuar con el destape del resto de la villa por peligro de derrumbe de la misma, lo que motivó que se siguiera la excavación en la línea de continuidad de las estancias excavadas, pero en un nuevo sondeo a corta distancia que es la zona B.
En la Zona A las intervenciones arqueológicas han dejado al descubierto hasta la fecha:
Parte del pasillo que separa el comedor principal con el jardín central o Peristilo, que está cubierta con un magnífico mosaico figurativo con representaciones de temática marina, mientras que las paredes estaban decoradas con pinturas al fresco, así como las huellas de las obras realizadas de adaptación sobre los mosaicos del pasillo.
Triclinio que sería el comedor principal de la Villa, es una de las estancias de representación más importantes, donde se realizan grandes banquetes y ocupa un lugar preeminente de la vivienda del propietario de la casa. Está pavimentada con un mosaico polícromo de motivos vegetales y geométricos los zócalos de las paredes estaban revestidos de placas marmóreas y composiciones de opus sectile, y donde se produjo el mayor destrozo con las palas excavadoras para las obras de la depuradora. También son visibles las construcciones en ladrillo realizadas para acondicionar el espacio a las nuevas necesidades de los ocupantes posteriores en los siglos V y VI.
Un espacio monumental que corona el triclinio dedicado a las ninfas conocido como Ninfeo, abrazado a un estanque con un canal que rodea el comedor en forma de “U”, donde el agua caía en cascada desde la loma adyacente a través de una gruta artificial de piedra tosca, donde aparecieron dos estatuas fuentes de ninfas talladas en mármol y que hoy se localizan expuestas en el Centro de Interpretación en Salar.
Y una estancia en la zona sur del Peristilo, hasta hoy la más destacada de la villa, la llamada Sala Abovedada, con una exclusiva cubierta curva con cuatro nervios y una clave central, típica del norte de África y elaborada mediante piezas cerámicas tubi fittili. Además contiene un suelo cubierto con un mosaico de motivos geométricos casi desaparecido, y que podría corresponder al dormitorio del propietario. En esta estancia se ha realizado un sondeo en el subsuelo donde han aparecido estructuras de una ocupación anterior del siglo I dC.
El hallazgo de numerosas piezas cerámicas, conocidas como tubi fittili en esta villa, han permitido realizar un análisis de los escasos casos conocidos en Hispania del uso de este tipo de material cerámico en la construcción de cubiertas abovedadas, así como la peculiar concentración de estas piezas en villas del entorno de la Vega de Granada.
ZONA B:
Como hemos visto anteriormente, la necesidad de seguir excavando hacia la dirección del arroyo a poniente, donde se evidenciaba la continuidad de las estancias de la villa descubierta en la zona A, motivó en 2017 la realización de un nuevo sondeo paralelo para seguir la trayectoria de la construcción. Un sondeo que impresiona al entrar y encontrarse con el enorme socavón y el impresionante mosaico, que ha venido a confirmar otra parte importante de la villa y que una vez excavada toda la zona cubierta por la estructura de protección, aún sigue mostrando claramente la continuidad de la misma más allá de lo delimitado y pendiente de futuras excavaciones.
En la Zona B las intervenciones arqueológicas han dejado al descubierto hasta la fecha:
Parte del Pasillo occidental del Peristilo, un tramo donde se abren tres estancias con mosaicos y posiblemente la central corresponda con el acceso principal a la villa. El suelo contiene un excepcional mosaico polícromo, con escenas de caza donde se representa al propio señor de la villa lanceando un jabalí, y donde se intercalan elementos vegetales del paisaje con leopardos, jabalís y jinetes a caballo. Otro elemento singular que ha aparecido en este pasillo, es la utilización de plomo en las basas de las dos columnas derrumbadas en su centro, un material que se utilizaba de forma excepcional como junta de dilatación para preservar la estabilidad de las columnas ante los movimientos del terreno.
Al igual que en la zona A, se pueden ver los restos de actuaciones posteriores al abandono del propietario de la villa, como la restauración bien chapucera o motivada por intereses religiosos de tramos del mosaico, y que Julio las denomina de forma explícita como “marranás”.
Parte de la Fuente del Peristilo, de forma cuadrangular columnada y probablemente con un jardín interior, una fuente monumental en el centro y un canal perimetral adosado a los muros del peristilo que recogían las aguas de lluvia desde los tejados del pasillo. La parte más oriental se localiza en la zona A, donde se localiza un posible una exedra, restando toda la zona central pendiente de excavar entre los dos sondeos. En este jardín se supone que se localizaba la escultura de Venus descubierta, realizada en mármol blanco representada en actitud púdica, que se encuentra depositada para su restauración en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada.
El espectacular programa decorativo que engalana las estancias de la villa romana de Salar es un dato indicativo del poder económico y la preeminente posición social de sus moradores, el dominus, un patricio romano dueño y principal creador de la villa, un terrateniente granadino propietario de grandes explotaciones agropecuarias y posiblemente un importante productor de aceite y vino de la antigua bética.
ZONA C:
Este sondeo es el último del yacimiento y que hasta octubre ha sido objeto de una campaña de excavaciones por la Universidad de Granada. El motivo de explorar la zona anexa al norte de la villa venía incentivada por la idea de localizar la zona de explotación de la finca agrícola, construcciones relacionadas con las labores del campo y residencias de los empleados, pero la sorpresa fue mayúscula al encontrarse con una edificación monumental, un conjunto arquitectónico formado por un patio peristilado que articula toda la vivienda, y donde han ido apareciendo elementos majestuosos y restos reutilizados de la villa adjunta, configurando una distribución de residencia privada interior rodeada de una edificación aparentemente oficial.
Los recientes estudios sobre los últimos trabajos de este verano (octava campaña), ha obligado a rehacer parte de la historia de la Villa Romana de Salar. Antes, se creía que el señor de la villa se había ido a mediados del siglo V, y que los mismos campesinos que trabajaban en la finca habrían reocupado la vivienda, compartimentando sus estancias y dotándolas de unos nuevos usos, mucho más humildes. Pero ahora, se baraja la hipótesis que los descendientes del dominus siguieron viviendo allí hasta mediados del siglo VI d. C., 100 años más de lo inicialmente estimado, pero en esta nueva vivienda más sobria y sencilla alejada de los lujos de antaño inspirada por la nueva mentalidad cristiana, aunque manteniendo su carácter monumental, materializado en grandes pasillos, espacios absidados y patios columnados.
Pero las siguientes excavaciones a seguro aportarán nuevos datos que confirmen estás hipótesis o marquen nuevos caminos de investigación, planteando otras posibilidades, pero como dice Julio, “todo puede cambiar de un día para otro“, y es mucho lo que aún queda por excavar.
PUNTO DE INFORMACIÓN TURISTICA “SALAR”
Para complementar nuestra visita a la Villa Romana, nos desplazamos hasta el pueblo de Salar para conocer de la mano Julio el Centro de Interpretación de la Villa Romana. Se encuentra integrado dentro de la Oficina de Turismo donde nos encontramos con información gráfica sobre el yacimiento, así como algunas de las piezas encontradas en el mismo, además de información de otros lugares de especial interés del pueblo y del poniente Granadino.
El centro es una sala pequeña donde se concentran paneles informativos, una maqueta desmontable de la villa romana, y entre otros restos de la villa destacan las dos estatuas de mármol que corresponden con las ninfas fuentes localizadas en el Ninfeo. Como curiosidad, se encuentran en préstamo dos piezas originales de Picasso, dos féminas, una litografía con figura de mujer y un jarrón de cerámica con cara de mujer, cedidas por el Centro de Arte Contemporáneo de Mijas (Málaga) como apoyo y denuncia por la ausencia de las venus trasladadas al Museo Arqueológico de Granada.
La expedición de Athenaa se encontró con la sorpresa de que Murgi y en concreto su mosaico, se encontraba representado en el Centro de Interpretación de Salar, y lo hace en uno de sus paneles que trata sobre el modo constructivo de los mosaicos, donde el mosaico de Ciavieja ha sido utilizado como modelo en un dibujo ilustrativo.
Para tener una visión más didáctica y comprensible de la Villa Romana, que mejor que visualizar el siguiente video de recreación 3D que ha realizado Ideosmedia Estudio Creativo para Turismo Salar Granada, y que se pudo visualizar en el Centro de Interpretación.
Llegado el final de la primera etapa de nuestro viaje, nos disponemos a recuperar fuerzas y disfrutar de la gastronomía salareña.
Frente al restaurante elegido, se localiza un monumento muy importante en la historia del pueblo, que no es otro que La Torre-Castillo de Salar, situada en el centro del pueblo, frente a la iglesia de Santa Ana. Data del siglo XIII en la etapa nazarí, típica torre-castillo de alquería, con almenas, ventanas y saeteras. Construida como parte del sistema defensivo árabe de Loja, hasta que en 1486 fue conquistada de forma heroica por Hernán Pérez del Pulgar, pasando a ser frontera cristiana ante el reino de Granada, y los Reyes Católicos como agradecimiento, lo nombraron Alcaide y Señor de Salar, origen del marquesado de Salar.
PARQUE NATURAL DE EL TORCAL DE ANTEQUERA (MALAGA)
Como segunda etapa de nuestro viaje en esta primera jornada, nos dirigimos al conocido “El Torcal de Antequera”, uno de los parajes naturales más notables de todo el país. Su singular geología, su ubicación y su biodiversidad hacen que sea uno de los enclaves ecológicos más conocidos de la provincia de Málaga. Desde julio de 1929 goza de la declaración de ‘sitio de interés nacional’, lo que hoy se traduce como paraje natural.
El presidente Samuel, como buen docente nos hace un pequeño resumen de donde estamos y como se originó todo este singular paisaje. Nos informa que su formación se debe a un proceso que ha durado varios cientos de millones de años, y que deberemos remontarnos unos 200 millones de años, cuando gran parte de Europa y Oriente Medio se encontraban sumergidos bajo el mar de Tetis, donde se inicia un proceso de sedimentación carbonatada, originada por la acumulación y depósito de esqueletos, conchas y caparazones de animales marinos en el fondo del mar que durará unos 175 millones de años. Estos sedimentos se han ido acumulando y compactando en diferentes niveles, formando los estratos horizontales de espesores de miles de metros.
Hacia el Mioceno se inicia un empuje entre las placas ibéricas al norte del mar de Tetis y la africana al sur, los sedimentos acumulados son comprimidos, deformados y fracturados hasta emerger en un lento y continuado proceso que aún se mantiene. Una vez emergido el relieve, la acción prolongada de los agentes meteorológicos como el agua, el hielo y el viento sobre las calizas, modeló el espectacular paisaje kárstico de El Torcal de Antequera. El karst se comporta como una gran esponja, almacena el agua de lluvia y la transmite al interior, favoreciendo con ello la disolución subterránea.
La presencia del Hombre en El Torcal se remonta a la Prehistoria, concretamente del Neolítico Medio, hallándose yacimientos arqueológicos en la Cueva del Toro. Posteriormente pasaron íberos, también los romanos que lo aprovecharon como cantera para las construcciones cercanas, y los árabes con una estancia más prolongada con la presencia de torres vigías. Una presencia que se ha mantenido permanentemente hasta el pasado siglo cuando fue abandonado el último poblado denominado Las Sepulturas, y desde entonces los únicos habitantes ocasionales han sido los pastores, bandoleros y maquis.
Muchas de las formaciones geológicas que hay dentro del Torcal se asemejan hoy a animales o a objetos. A lo largo de los años los lugareños los han bautizado con denominaciones que guardan con su similitud. Así, en este paraje natural hay piedra con nombres tan curiosos como “El Aguilucho”, “El Arco”, “El Ataúd”, “El Caracol”, “El Sobrero”, “La Maceta”, “El Púlpito” o “El Tornillo”. Este último, además de ser uno de los más espectaculares, está declarado a su vez como Monumento Natural de Andalucía y es el emblema del propio paraje.
Después de nuestra visita casi nocturna al Torcal, regresamos a la ciudad de Antequera donde nos instalaremos en el hotel para poder descansar y recuperarnos para la jornada siguiente, que también nos espera una intensa visita a los dólmenes y espacios monumentales de la ciudad antequerana.
DÓLMENES DE ANTEQUERA (MALAGA)
En la segunda jornada de nuestro viaje nos dirigimos al “Sitio de los Dólmenes de Antequera”, un conjunto formado por tres monumentos megalíticos que son el eje principal: el tholos “El Romeral” y los dos dólmenes de “Menga” y “Viera”, en el que también se incluyen los monumentos naturales de El Torcal y la Peña de los Enamorados. Declarado en 2016 Patrimonio Mundial de la Unesco e incluido en la Lista del Patrimonio Mundial, y es considerado como uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo. Los megalitos constituyen las primeras formas de arquitectura monumental en la Prehistoria europea, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles, desde comienzos del V milenio antes de nuestra era, período Neolítico, hace unos 6.500 años.
En la vega de Antequera se han estudiado varios asentamientos del Neolítico Final y de la Edad del Cobre, con una ocupación inicial entre el 5400-4700 a.C, tras un abandono de 500 años, vuelve a ser ocupada de manera intensa entre el 4300-3800 a.C. con un fuerte incremento de la actividad económica, asociada a la agricultura, ganadería y artesanía. El cercano “Cerro de Marimacho” estaba habitado durante la Edad del Cobre coetáneo con la construcción de los dólmenes. Se trata de un cerro o pequeña elevación que se sitúa por detrás del Centro de Recepción y que, por su proximidad a los dólmenes, siempre ha llamado la atención. Por un lado porque su perfil, similar a un gran túmulo, hizo que popularmente se albergara la idea de que podía contener un cuarto dolmen y, por otro, porque el lugar siempre ha llevado a los arqueólogos a buscar en él los restos de un posible asentamiento humano con el que relacionar los sepulcros megalíticos.
THOLOS EL ROMERAL
Para iniciar nuestro recorrido por el Sitio de los Dólmenes, vamos a visitar en primer lugar al recinto 2 del Conjunto Arqueológico, el “Tholos El Romeral“, se encuentra en la zona de vega a unos 4 km. a levante de la ciudad de Antequera, y allí nos recibe Natacha de la empresa “Visita Antequera”, quien será nuestra guía para todo el día por Antequera.
Natacha hace una introducción sobre el enterramiento que vamos a visitar, conocido popularmente como el Dolmen del Romeral, es el más moderno de los tres, construido entre el 3000 y 2200 a.C. Aclarando que no se trata de un «dolmen» que es una estructura megalítica formada por grandes piedras verticales sostenidas por una losa horizontal como lo son la de Viera y Menga, sino un «tholos», que es una estructura megalítica en forma de cúpula o bóveda, desarrollada en altura a través de hiladas concéntricas de piedras que se van cerrando conforme suben. Su orientación es a la mayor elevación de El Torcal, el Camorro de las Siete Mesas, por lo que al igual que el Dolmen de Menga, tiene una vinculación geográfica y no astronómica. Por su reducido tamaño las visitas han de hacerse en pequeños grupos.
Es una cámara funeraria con dos cámaras de planta circular, que se accede por puertas construidas con bloques de piedra a través de un corredor de mampostería y cubierta adintelada con una longitud máxima de 26,30 m. La primera cámara con una cubierta abovedada por aproximación de hiladas de mampostería que termina en un gran losa horizontal, al fondo se abre un vano que da acceso a un pequeño corredor que termina en la segunda cámara, a una escala más pequeña con el mismo sistema constructivo, pero que por tratarse de espacio sagrado del sepulcro no se puede acceder y se ha dispuesto un espejo donde se puede visualizar la bóveda. La longitud total conservada es de 34 m. y se cubre con un túmulo de 85 m. de diámetro.
MUSEO DEL SITIO
Ahora nos dirigimos al recinto 1 del Conjunto Arqueológico, donde se localiza la colina con los dólmenes de Viera y Menga y el Museo del Sitio de los Dólmenes de Antequera. Dejamos el bus en los aparcamientos del Centro de Recepción, desde donde nos acercaremos al museo donde nos informarán sobre el sitio.
El aporte de este equipamiento museístico para el Sitio es clave, ya que permite complementar la visita a los monumentos e incluye una compresión mucho más amplia del paisaje que los rodea, del territorio que los acoge y de los asentamientos humanos que hicieron posible estas construcciones megalíticas.
Inaugurado en marzo de 2022, el museo de sitio parte de la integración con la naturaleza gracias a su propia arquitectura, que reduce el impacto visual del edificio preexistente siguiendo las recomendaciones de la UNESCO, con el objetivo de mantener todos los valores y alineaciones visuales que poseen los tres megalitos con el entorno, con criterios de desarrollo sostenible con el objetivo de satisfacer las necesidades presentes, sin crear problemas medioambientales futuros, garantizando un menor coste energético y una mejor utilización y funcionamiento de la institución.
Una vez en el museo, Natacha nos instala en la Salón de Actos donde nos proyecta un video de como se construían los dólmenes, deduciéndose la formidable empresa de construir los enormes monumentos megalíticos que debió requerir una estrecha cooperación entre comunidades con conceptos religiosos comunes y una noción de pertenencia tribal, especulándose que la construcción de un dolmen como el de Menga, pudo tardarse más de 100 años en su finalización, lo que involucraba a diferentes generaciones y un concepto de compromiso a favor del grupo. A continuación pasamos a ver la exposición permanente, titulada “Cosmovisión del Sitio de los dólmenes de Antequera”, en la que se da una visión completa del todos los monumentos naturales y culturales que conforman el Sitio.
DOLMEN DE VIERA
Una vez instruidos sobre la construcción de un dolmen, pasamos a ver los resultados en situ, subimos a la colina de los túmulos para visitar en primer lugar el Dolmen de Viera, y podemos comprobar como la costumbre de las sociedades humanas de enterrar a sus muertos a las afueras de su poblamiento, se mantiene hoy en día y junto a la colina que subimos podemos comprobar como en su lindero norte se ubica el actual cementerio de Antequera, articulando un complejo de casi seis milenios como campo santo hasta nuestros días.
Tiene aproximadamente 4.500 años y fue descubierto en 1903 por los hermanos Viera y de ahí su denominación, aunque está documentado su conocimiento, al menos, desde el siglo XVI, y su utilización como lugar de culto y enterramiento durante la Edad del Cobre, la Edad de Bronce y la Antigüedad. Se trata de un sepulcro de corredor construido con grandes piedras (ortostática), con dos segmentos de un corredor de unos 22 m. de largo hasta la cámara, que se accede al final desde una puerta perforada en una losa de piedra de forma cuadrangular, probablemente para evitar que la luz del equinoccio invada la zona sagrada de la cámara. De la cubierta se conservan 5 losas y fragmentos de otras dos, puede suponerse la existencia de 3 ó 4 losas más, desaparecidas en la actualidad. El sepulcro se cubre con un túmulo de 50 m. de diámetro, con una orientación astronómica hacia el sureste, coincidente con los equinoccios de verano y otoño. La visita se tiene que realizar también en pequeños grupos por sus reducidas dimensiones.
DOLMEN DE MENGA
Hemos dejado para el final a la joya de la corona de los dólmenes, a tan solo unos metros de la de Viera, ahora nos disponemos a visitar y disfrutar el “Dolmen de Menga”, una construcción que tiene más de 5.500 años, la más antigua de todo el conjunto, y que fue reutilizado de forma continuada como espacio sagrado o lugar funerario hasta el Medievo. Es una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la Prehistoria europea, no sólo por su monumentalidad, por la ingente cantidad de mano de obra comprometida en su construcción, o al peso descomunal de las losas que lo componen, sino por su carácter arquitectónico, en la creación de un espacio interno realmente asombroso que difícilmente se encuentra parangón en otros casos del Megalitismo europeo.
Lo primero que nos sorprende al acercarnos a Menga es la descomunal entrada del sepulcro, un trilito formado por dos losas verticales y una de cubierta, que es un icono que identifica el monumento. Puede considerarse un sepulcro de corredor. En la planta del sepulcro se pueden distinguir tres zonas: un atrio abierto, le sigue un corredor que sirve de acceso a una gran cámara funeraria, aunque la diferencia entre los dos últimos espacios está muy poco marcada. La longitud total del conjunto alcanza los 27,5 m., con una altura que va desde los 2,70 m. a la entrada hasta los 3,50 m. en la cabecera, y con una anchura máxima de 6 m. en la zona de la cámara. Cada uno de los laterales está formado por 12 losas, una sola en la cabecera, y la cubierta está compuesta de 5 losas, siendo la que cubre parte de la cámara la más grande con un peso aproximado de 180 toneladas, todo el sepulcro está cubierto en un túmulo de 50 m. de diámetro. Su tamaño nos permite visitarla repartidos en solo dos grupos.
Este dolmen acumula una serie de singularidades interesantes, como los tres grandes pilares que se alinean a lo largo del eje longitudinal de la cámara, coincidiendo con la unión de las cuatro losas de cubierta, un recurso constructivo muy raro en el Megalitismo europeo. En los trabajos realizados en 2005 se descubrió entre la cabecera y el último pilar un profundo y estrecho pozo que se encontraba cegado, tiene una profundidad de 19,50 m. y que al día de hoy no se ha podido datar su construcción.
Pero quizá la singularidad más interesante es su orientación hay un entorno paisajístico, en el que destaca su relación con una formación natural de gran prominencia y significación cultural: la conocida como “Peña de los Enamorados” que recuerda por su forma la cara de una mujer durmiente. Esta orientación anómala posiblemente única en la Prehistoria europea, se puede explicar por la presencia de un espacio de especial significado simbólico y ritual en la cara norte de la Peña, donde se localiza el abrigo de Matacabras, que alberga pinturas rupestres. y que probablemente fue un santuario.
ANTEQUERA MONUMENTAL
Una vez visitados los dólmenes de Antequera, nos dirigimos al centro de la ciudad para hacer una ruta por parte de los monumentos más destacados de la historia de Antequera. Iniciamos la ruta desde la Plaza del Portichuelo frente la Iglesia de Santa María de Jesús para contemplar la Alcazaba de Antequera.
Natacha nos cuenta su historia de la fortaleza, aprovechando el espléndido mirador que nos ofrece unas vistas panorámicas del recinto amurallado, en concreto su lado suroeste donde sobresalen las Torre del Homenaje con su templete cristiano conocido como El Reloj de Papabellotas, la Torre Blanca y la zona de las Barbacanas por donde baja un paño de muro hacia el sur hasta la ribera del Rio de la Villa para proteger el suministro de agua. La Alcazaba está declarada Bien de Interés Cultural en 1985 en la figura de Monumento.
Es una fortaleza romana que adquirió gran protagonismo en la época de la ocupación nazarí de Al-Andalus, y que en 1410 fue conquistada por las tropas castellanas al mando del Infante Don Fernando (Fernando I de Aragón), más tarde conocido con el sobrenombre de “el de Antequera” por su victoria estratégica de la ciudad, que según nos cuenta, fue en la larga madrugada del 25 de abril, cuando Don Fernando ya se encontraba al frente de su ejército en las inmediaciones del Río Yeguas, al parecer surgió una fuerte controversia entre sus capitanes sobre la conveniencia o no de retrasar el cruce del río. El Infante los cortó en seco diciendo: «Partimos, señores, crucemos el río» sálganos el sol por Antequera y sea lo que Dios quiera». El ejército cristiano cruzó el rio sin novedad, y desde entonces, la célebre frase de Don Fernando quedará para la historia. En la mañana del 24 de septiembre de 1410, hizo éste su entrada solemne en la plaza, recibiendo las llaves de manos de su Alcaide y ordenando, que de inmediato, se izase el pendón de Castilla en lo más alto de la torre del Homenaje. La Villa de Antequera y su castillo, quedaban desde ese día, incorporadas a la Corona de Castilla, en nombre del Rey Don Juan II.
Con la llegada del siglo XIX y tras de la invasión francesa el recinto deja de tener su antigua función y comienza la ruina de todos los edificios que existieron en sus patios interiores, y las progresivas restauraciones han conformado la Alcalzaba actual.
Desde aquí y bajando por la calle Herradores alcanzamos El Mirador de Las Almenillas que nos ofrece una de las panorámicas más impresionantes de la ciudad. Desde este vacío se puede apreciar el perfil urbano (skyline) con un gran número de iglesias, torres y palacios, la Peña de los Enamorados, así como la expansión industrial y urbanística que tiene la ciudad.
Desde el mismo mirador a su espalda nos encontramos con la famosa puerta conocida como El Arco del Gigante o Puerta de Hércules, dando la bienvenida a todos aquellos que visitan la Alcazaba o la colegiata de Santa María la Mayor. Se construyó en el año 1585 en homenaje al rey Felipe II. Este arco sustituía a una puerta musulmana en recodo que hubo anteriormente, conocida como Puerta de la Villa, de Estepa o del Juzgado. Esta puerta tuvo una importante labor defensiva, principalmente en dos momentos importantes de la historia: la conquista de Málaga (1487) y la de Granada (1492). Posteriormente fue demolida por el lamentable estado en el que se encontraba. En el año 2005 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento.
Es una construcción donde prima su valor monumental e histórico con un exponente de arquitectura tardo-renacentista, con un muro de más de dos metros de grosor y siete metro de altura. Se fueron colocando en sus muros, lápidas epigráficas que habían aparecido en las ciudades romanas de alrededor, que lo enriquecían y demostraba públicamente la nobleza y antigüedad de la ciudad, además de manifestar públicamente su pasado clásico. Hasta comienzos del siglo XIX dispuso de una gran hornacina, flanqueada por dos aletones en los que podíamos encontrar una gran escultura de Hércules, de la que aún quedan restos de los pies. En 1908 se creó el Museo Arqueológico Municipal y se procedió al desmantelamiento ornamental del Arco para pasar al Palacio de Nájera donde se encuentra el Museo Municipal.
Atravesamos el Arco del Gigante y cruzamos la Plaza de los Escribanos desde donde se divisa de forma monumental la fachada de la Colegiata de Santa María, sin duda la más monumental de Antequera, realizada totalmente en piedra de sillería, algunas recuperadas de restos romanos. y delante de la misma en la plaza que lleva su nombre, Plaza de Santa María, destaca la escultura del poeta antequerano Pedro Espinosa, que realizó el escultor Patricio Toro. La importancia de este edificio estriba en ser el primero que se concibió dentro del estilo renacimiento en Andalucía. La construcción la podemos fechar en los años 1514 – 1550, en un principio siguiendo modelos góticos, como podemos observar en la cabecera, para concluir las obras dentro del más puro estilo renacentista. Actualmente está desacralizada y su interior encuentra prácticamente vacío de elementos ornamentales y de retablos, destinada a acoger conciertos y exposiciones itinerantes, y en ocasiones como plató de cine. Delante de la misma, en la plaza que lleva su nombre, Plaza de Santa María, destaca la escultura del poeta antequerano Pedro Espinosa, que realizó el escultor Patricio Toro.
En la misma Plaza de Santa María se encuentra el mirador del mismo nombre, desde donde podemos ver a sus pies los restos de las Termas Romanas de Santa María que corresponden con las termas públicas de la ciudad romana de Anticaria del siglo I d.C al siglo V d.C., así como los restos de la que fue la primera iglesia cristiana de la ciudad, la parroquia de San Salvador construida dentro del recinto amurallado sobre la que fue la mezquita menor, de la que solo se conserva una parte de cimentación y el aljibe sin bóveda.
A partir de la Plaza de Santa María empezamos a bajar del recinto amurallado por la calle del Colegio, atravesando el Postigo de la Estrella, un vano o acceso sobre la antigua muralla morisca, construido después de la conquista para poder acceder a la Plaza del Carmen, donde al pie de la Torre del Asalto nos encontramos con la escultura homenaje de los antequeranos en 2010, en recuerdo de los vecinos musulmanes de Madina Antaqira que fueron expulsados de Antequera en 1410, y que marcharon hacia la ciudad de Granada donde fundaron el célebre barrio de la Antequeruela.
Seguimos bajando por la calle del Carmen hasta que nos encontramos con la Iglesia del Carmen en la Plaza del Convento del Carmen, es lo que queda del convento de Carmelitas Descalzos fundado en la ciudad a comienzos del siglo XVI. Una iglesia del barroco andaluz con una decoración ornamentada, de grandeza y un uso dramático de luces y sombras. Declarado Bien de Interés Cultural en 1976, hoy sede de la antigua parroquia de Santa María que conserva toda su decoración original, compuesta de esgrafiados, pintura mural, cuadros en lienzo, retablos, capillas, camarines, imaginería…
La fachada presenta una portada de mampostería enlucida y se accede por la izquierda, cruzando las taquillas y entrando a la nave central donde se abren seis capillas independientes con piezas de gran valor, como la imagen más antigua de Antequera, la Virgen del Socorro realizada a finales del siglo XV en pasta de cartón y montada sobre una estructura de madera, conservando la policromía primitiva en parte, y regalada por los Reyes Católicos a la iglesia-mezquita de San Salvador. También cabe destacar el Crucificado de José Hernández que fue realizado a fines del siglo XVI por encargo de doña Isabel de Narváez para su capilla funeraria en la también desaparecida iglesia de San Salvador.
El retablo mayor es uno de los ejemplos más importantes de los retablos barrocos andaluces del siglo XVIII, fue realizado en madera de pino con apoyos en olivo y montado en los años anteriores a 1747, sin que llegara a ser dorado, como era lo habitual, sino simplemente teñido con anilina y con una capa final de protección, mostrando un color rojizo oscuro. El retablo enmarca el camarín con la Virgen del Carmen que ocupa la calle central del primer cuerpo y gran parte del segundo. con una decoración en relación con las letanías marianas que rodea a la figura de la Virgen, iluminada por la luz natural proveniente de ventanas.
El importante artesonado mudéjar que cubre todo el espacio de la nave, terminado en 1614, es de tipo rectangular y sin tirantes de madera, lo que permite, lógicamente, una mayor visibilidad.
Como punto final de nuestro viaje, ahora toca acercarnos al centro urbano para visitar el Museo de la Ciudad de Antequera en la Plaza Coso Viejo. Un museo instalado en uno de los más bellos palacios de la ciudad, se trata del Palacio de Nájera construido como mansión solariega para Don Alfonso de Eslava y Trujillo. Destaca por su torre mirador como una de las más bellas de la arquitectura civil del barroco andaluz, y en cuanto su construcción, muestra dos periodos claramente diferenciados en el tiempo. La planta baja y la principal son de comienzos del siglo XVII mientras que, la torre-mirador y el ático corresponden a la segunda mitad del XVIII. A través de un zaguán se accede al patio claustral barroco-mudéjar, de planta cuadrada, con doce columnas de orden toscano en caliza roja del Torcal y arcos de ladrillo, se conceptúa como “clásico patio antequerano”.
El actual Museo Municipal de Antequera, creado por Orden Ministerial de 2 de diciembre de 1966, y contiene un museo arqueología en la planta baja, de Bellas Artes en la primera y en el sótano el de etnología. con objetos de tecnología tradicional y popular. Por desgracia y por falta de tiempo tan solo podemos dedicarle nuestra visita a la planta baja donde se expone la parte arqueológica de la ciudad, donde hemos podido disfrutar con importante material encontrado en Singilia Barba, Nescania y Iluro y que en su mayoría formaron parte del Arco de los Gigantes, materiales prehistóricos y romanos como el columbario del siglo II d.C. reconstruido en la sala II y traído de la Necrópolis de Singilia Barba, y como no la obra emblemática del museo: El Efebo de Antequera, bronce romano del siglo I considerado por entendidos como “la pieza antigua más hermosa salida de suelo peninsular” y encontrada en un campo de labranza.
Llegó el final del viaje, dos jornadas intensas donde hemos conocido una de las mejores villas romanas que se conservan en nuestro país, un paraje natural tan excepcional y fantástico como El Torcal, el conjunto de dólmenes más espectaculares e interesantes de Europa, y una ciudad multicultural de interés geológico y cultural como es Antequera con una rica en historia que hemos podido disfrutara través de sus monumentos, y que tiene tanto que ofrecer que siempre es poco para acapararla en su plena dimensión, y que a seguro nos volverá a traer a esta tierra para seguir conociéndola y disfrutar más de ella. Y que mejor manera de despedirla con “un hasta luego”, saboreando y compartiendo su gastronomía en un lugar emblemático en la misma Plaza Coso Viejo, en un ambiente de satisfacción y camaradería grupal de toda la expedición Athenaa, como colofón de oro a nuestro viaje cultural, y pensando y deseando en el próximo viaje que a seguro nos llevará a otro destino interesante.