Viaje realizado y organizado por la Asociación C. ATHENÁA los pasados días 15 y 16 de febrero/25, visitando el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), La Illeta dels Banyets en El Campello, el Yacimiento de Ilici-L’Alcúdia y el Huerto del Cura en Elche.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ALICANTE (MARQ)
Nuestro viaje al levante español consistirá en primer lugar la visita al Museo Arqueológico (MARQ) en la ciudad de Alicante. Es el primer museo arqueológico del siglo XXI que expone la colección de hallazgos debidamente clasificados y catalogados en bloques temáticos y con una continuidad cronológica, complementados con contenidos interactivos con información detallada sobre los yacimientos, descripción de las piezas expuestas, formas de vida de las diferentes culturas, etc. Un museo provincial que recoge el pasado de sus orígenes con la sucesión de las distintas civilizaciones de forma muy didáctica, divertida, rigurosa y espectacular.
El MARQ se encuentra estructurado en tres secciones diferenciadas: en el módulo derecho se ubican las salas permanentes dedicadas cronológicamente a la Prehistoria, la Cultura Íbera, la Cultura Romana, la Edad Media y la Edad Moderna y Contemporánea; en la nave central tres salas dedicadas a conocer el método arqueológico, la Arqueología de Campo, la Urbana y Subacuática, donde se adentran en las técnicas arqueológicas para descubrir el pasado; y en el lateral izquierdo se localiza un espacio expositivo para muestras temporales e instalaciones donde desarrollar tareas de investigación, conservación, restauración, catalogación y divulgación. En la actualidad desde diciembre/24 está instalada la exposición “Ciudades de LVZ”, un recorrido en la sucesión de ciudades antiguas de la Albufereta y que estará disponible hasta mayo/25.
EL EDIFICIO DEL MARQ
Está ubicado en la plaza Doctor Gómez Ulla de Alicante. Fue inaugurado en su forma definitiva en el año 2000 en el edificio del antiguo Hospital San Juan de Dios. Gestionado por la Diputación Provincial de Alicante y la Fundación de la Comunidad Valenciana-MARQ. Declarado como mejor museo europeo del año 2004, otorgado por el European Museum Forum (EMYA 2004).
El edifico se remonta a comienzos del siglo XX, cuando la Diputación proyectó un nuevo centro para albergar el antiguo Hospital San Juan de Dios que se había quedado pequeño y obsoleto, encargando su construcción al arquitecto Juan Vidal Ramos que lo finalizó en 1930. Con un estilo ecléctico que cabalga entre el “clasicismo” y el “moderno”, es una edificación distribuida desde un eje central desde donde se abren de forma simétrica cuatro pabellones laterales donde se albergaban las camas
Durante la Guerra Civil fue utilizado como Hospital Militar, y a mediados del siglo pasado con la explosión demográfica de Alicante obligó al Consistorio a proyectar nuevos y modernos centros sanitarios. Y en 1991 se cierra definitivamente como hospital y se instala como nuevo lugar del Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
Como curiosidad, añadir que el edificio está incluido en las Rutas Misteriosas de Alicante, motivado por episodios paranormales recogidos a lo largo del tiempo como hospital, y que los trabajadores del museo en la actualidad, continúan experimentando todo tipo de sensaciones indescriptibles.

Para la viabilidad de nuestra visita al Museo, se ha organizado de manera que en primer lugar accederemos de forma libre a las salas permanentes y por cuestión del tiempo disponible, se nos aconseja centrarnos en las salas dedicadas a la Prehistoria, la Cultura Íbera y la Romana, y a continuación distribuidos en dos grupos recorrer de forma guiada la exposición temporal de “Ciudades de la LVZ – Ákra Leuké, Lvcentvum y Laqant”.
Accedemos a la sala central desde donde se accede a los módulos expositivos, una sala habilitada con una zona de proyección donde se puede ver un video informativo sobre la exposición temporal.
Pasamos a las exposiciones permanentes que se encuentran a la derecha donde se abre un pasillo central con las tres salas del método arqueológico a la izquierda y a la derecha se abren los pabellones históricos. El primer pabellón y respetando el orden cronológico como seña de identidad de este museo, se localiza la Sala Prehistoria, dedicada a los primeros pobladores de Alicante.
SALA PREHISTORIA.

En esta sala se presenta la Prehistoria con las primeras ocupaciones humanas en Alicante que se inician entre el 100.000 y el 30.000 a.C, primero el Musteriense o Paleolítico Medio con grupos de neandertales en cuevas y abrigos y posteriormente el Homo sapiens en el Paleolítico Superior, que practicaban una caza especializada y recolectaban frutos y vegetales, se desplazaban a lo largo de año en función de la movilidad de los animales y los recursos del medio, refugiándose en lugares estratégicos como cuevas y abrigos.
Sobre el 6.000 a.C llegan los primeros grupos de agricultores y pastores iniciándose el Neolítico, después el Calcolítico (3.000-2.500 a.C), en la Edad de Bronce (2.300-1.600 a.C) se consolidó el modo de vida agrícola y ganadero. En la Edad de Hierro (800-550 a.C) se intensificaron los contactos con comerciantes orientales, lo Fenicios, esta influencia no solo fue comercial sino que también en el ámbito religioso e ideológico, incorporándose a la cultura general del Mediterráneo, sentándose las bases que lo que a partir de siglo VI a.C. se reconoce como Cultura Ibérica.
En las vitrinas se exponen un millar de piezas, como útiles fabricados en piedra y hueso para la caza así como elementos confeccionados para vestirse, adornos para la práctica de cultos, distribuidas en tres temáticas: cazadores y recolectora, agricultores y pastores, y primeros metalúrgicos.
SALA ÍBEROS.

Entre los siglos VI y I a.C. los íberos alicantes se asentaban en la Constestania, actual provincia de Alicante y el sur de la provincia de Valencia. En el mundo ibérico ya existían grandes núcleos que dominaban de forma jerárquica un territorio y de los que dependían entidades menores dedicadas a la explotación agrícola. Los dos grandes núcleos jerarquizadores parece que fueron Saiti (Játiva), con una destacada producción monetaria, e Ilici (La Alcudia de Elche), con un brillante desarrollo escultórico en el Ibérico antiguo y un pujante estilo cerámico decorado en el Ibérico final, y lugar donde se localizó la Dama de Elche. En las ciudades ya aparecen espacios colectivos y privados, edificios públicos y construcciones defensivas y surge un sector social dominante con una industria artesanal a su servicio. Las Necrópolis se ubicaban en las cercanías de las afueras de la ciudad y generalmente usado por las élites sociales que sobre los enterramientos construían monumentos funerarios.
La producción de los constestanos era la agrícola predominante de secano con el cultivo de cereal, la vid y el olivo, la ganadería y la pesca. Una gran red de asentamientos costeros permitía la importación de productos exóticos. Los poblados del interior participaron también de las novedades culturales llegadas del Mediterráneo, gracias al establecimiento de ágiles vías terrestres de comunicación, como refleja la presencia de cerámica itálica y griega en sus poblados.
Se exponen en las vitrinas de esta sala un gran número de piezas encontradas en los diferentes yacimientos de la provincia, un gran repertorio de instrumentos agrícolas, aperos de pesca y artefactos para su transformación, así como ajuares y monumentos funerarios. Contaban con la fabricación de cerámica realizada con torno, de gran calidad y caracterizada por su finura en una gran variedad de formas, de coloraciones claras y con gran riqueza iconográfica, tanto para uso doméstico como religiosos como los exvotos y pebeteros usados en los ritos funerarios.
También eran audaces orfebres con la acuñación de monedas y láminas de plomo donde se inscribieron los primeros signos escritos de nuestra historia, así como la famosa Falcata de bronce, un arma blanca nativa más emblemática de la iberia prerromana.
SALA CULTURA ROMANA.

La cultura romana se impone en Alicante durante 9 siglos, desde III a.C. hasta el VII d.C., su lengua, arquitectura, tecnología, religión, estratos sociales… está muy presente en sus yacimientos, en especial en la antigua ciudad romana de Lucentum la actual Tossal de Manises, Albufereta, así como en la Illeta en El Campello, Ilici en la Alcudia, Dianium en Denia y Allon en Villajoyosa. La republica traerá grandes cambios a la sociedad alicantina, así como la gran paz romana durante los siglos I y II d.C., que potenció la industria y el comercio entre las provincias, y la acuñación de abundantes monedas, lo que supuso un aumento en la demanda de productos romanos.
En el mundo rural el sistema de parcelación centuriada (colonización con reparto de tierras) permitió una gran mejora en la explotación de los suelos agrícolas. Las villas rurales producían principalmente trigo, vino y aceite para el comercio, y en las zonas costeras con la pesca y la industria de salazones y el garum, trajo un potente valor la zona costera alicantino.
La exposición en la sala se estructura en tres apartados: la romanización, la cultura romana durante el imperio y la llegada del cristianismo y el mundo tardorromano. También dispone de unas grandes pantallas de audiovisual a lo largo de sus laterales superiores donde se proyectan escenas recreadas de la vida cotidiana de Lucentum, su arquitectura, foros, murallas, sus hogares (Domus) decorados con pinturas murales y mosaicos.
La religión romana admitía la existencia de varias deidades (politeísta) y en las ciudades de Lucentum e Ilici se practicaba el culto a dioses tradicionales como Juno que era la diosa del matrimonio, la fertilidad y la familia. Sobre la muerte se exponen votivas, restos de monumentos funerarios, lápidas inscritas de personajes relevantes, enterramientos recreados con ajuar y adornos que acompañaban a los difuntos, elementos procedentes de las necrópolis ubicadas fuera de las ciudades, donde a lo largo de la época romana se alternaron las inhumaciones e incineraciones.
Con la aceptación de la libertad de culto de Constantino en els siglo IV d.C., el cristianismo se va expandiendo como religión del imperio. A lo largo del s. V d.C llegan los Visigodos y el modelo romano entró en crisis, y los musulmanes y cristianos tomaran el territorio en los próximos 8 siglos.
En las vitrinas además se exponen mutitiud de piezas, como elementos propios de un ejercito conquistador, con un gran muestrario de monedas, cerámicas y vajillas. Como de los aspectos de la vida cotidiana, como el cuidado personal de la mujer romana con los espejos de bronce, frascos de vidrio para perfumes, alfileres, peines o pinzas de hueso o de metal para los cabellos, las propias vestimentas que marcaban diferencias sociales desde la básica y pobre túnica a la toga o stola con adornos, así como sus actividades con el uso de punzones para escribir sobre tablillas de cera, dados de hueso, etc…
Como estaba previsto, el tiempo disponible nos obligaba a una visita rápida al resto de salas de la exposición permanente, pero al menos haremos una pequeña referencia de las mismas.
SALA EDAD MEDIA

El pasado medieval de Alicante viene determinado por ocho siglos (desde el el siglo VII al XV d.C) de coexistencia de distintos pueblos con sus diferentes religiones (islamismo, cristianismo y judaísmo) y modelos socioeconómicos contrapuestos. Una visión real que se aleja de la imagen tradicional y tópica de una época definida como oscura, ignorante y de economía retraída. La llegada del islam rompe radicalmente con la cultura romana, la religión, el calendario, la agricultura, la estructura social y la unificación territorial. Aportan un aprovechamiento más eficaz del agua y los cultivos que conlleva la creación de la huerta, proliferan la mayoría de las poblaciones actuales. En paralelo en zonas de la península ser va desarrollando una corriente feudal y cristiana que choca de frente con el islam, hasta el siglo XII que Jaime I conquista Alicante para el cristianismo. Una nueva cultura donde la iglesia y el estado feuda son el eje principal del reino que termina de consolidarse con la expulsión definitiva de moriscos y judíos.
SALA EDAD MODERNA

En está última sala dedicada a las épocas históricas se expone cuatro siglos de cambio profundo que ha llevado a lo que hoy es Alicante y la cultura de la costa blanca. Más de 300 piezas expuestas que abarcan desde el año 1500 al año 1931, la Cultura Moderna y Contemporánea estructurada en dos bloques, el primero desde el poder de la corona (1500-1808) y el régimen Constitucional (1808-1874), y el segundo desde la Restauración Monárquica y termina con la proclamación de la II República Española (1874-1931), cerrando el periodo con la inauguración del Museos Arqueológico Provincial en su primera ubicación en el Palacio de la Diputación Provincial.
En el ala izquierda del pasillo se encuentran las tres salas dedicadas al método arqueológico, la Sala de Arqueología de Campo, la de Arqueología Urbana y la Sala de Arqueología Subacuática. En estas salas se exponen escenografías y audiovisuales interactivos sobre las técnicas arqueológicas que permiten descubrir el pasado.
SALA ARQUEOLOGÍCA DE CAMPO

En esta sala se muestra el proceso de excavación arqueológica de una cueva-abrigo que tiene en sus paredes representaciones de arte rupestre y una inscripción de época romana. Los sedimentos contienen restos materiales, producto de las actividades humanas que se realizaron en la cavidad a lo largo de miles de años. Para conocerlos, se excava de forma que se vayan descubriendo en planos horizontales distintos estratos y pisos de ocupación superpuestos. El montaje toma sus referentes de distintos yacimientos arqueológicos de la provincia de Alicante.
SALA ARQUEOLOGÍCA URBANA

Se muestra una excavación hipotética de un claustro de una iglesia gótica el siglo S. V que muestra las partes constructivas y diferentes añadidos, reformas y acciones del hombre a lo largo de su existencia, y que el estudio arqueológica va destapando.
SALA ARQUEOLOGÍCA SUBACUÁTICA

Sala con el eje temático “Excavando bajo el agua”, dedicada a la arqueología subacuática, en la que se pueden observar todos los detalles de la reproducción de una nave romana: desde su variado cargamento, su técnica constructiva, su velamen, timones, bomba de achique, etc.. hasta las sencillas herramientas de que disponían los marineros. Junto a la nave también se reproduce el yacimiento subacuático de un barco hundido en el siglo V d.C., en proceso de documentación y excavación. que sirve de apoyo para conocer el proceso de documentación e investigación desarrollado por los arqueólogos en los yacimientos subacuáticos, que permite al visitante, ya sea de forma individual o en equipo, introducirse en la indagación y el descubrimiento de todos los contextos y objetos arqueológicos del pecio reconstruido, siguiendo el mismo proceso de investigación desarrollado por los arqueólogos.
Una vez finalizada la visita a la exposición permanente, volvemos a la entrada del museo donde nos esperan dos guías para informarnos sobre la necesidad de crear dos grupos para poder visitar la exposición temporal «Ciudades de la LVZ», y una vez organizados pasamos a la sala principal para recorrer los pabellones del ala izquierda del museo.
EXPOSICIÓN: CIUDADES DE LUZ. ÁKRA LEUKÉ, LUCENTUM, LAQANT
Esta exposición, la más grande temporal celebrada hasta la fecha con más de 1.200 metros cuadrados y 616 piezas, es una muestra de producción propia impulsada por la Diputación de Alicante a través del MARQ y la Fundación C.V. MARQ, con la colaboración de 30 entidades culturales españolas entre museos, archivos y fundaciones con el préstamo de materiales. Esta exposición temporal propone un recorrido por el origen de Alicante, con la sucesión de ciudades antiguas del yacimiento del Tossal de Manises en el paraje alicantino de La Albufereta. Ciudades y culturas diferentes que se sucedieron sobre el mismo lugar, desde la ibérica Ákra Leuké, pasando por la romana Lvcentum y finalizando con la Laqant musulmana.

Las nuevas investigaciones y las profundas revisiones científicas llevadas cabo desde el año 90 del siglo pasado del yacimiento y de su entorno inmediato, han modificado la comprensión de la historia entre los siglos V a.C. y X d.C. del sureste peninsular, y que se ha recopilado en esta exposición repartida en tres salas bautizadas por tres investigadores profundamente vinculados al yacimiento: Enrique Llobregat, Francisco Figueras Pacheco y el Conde de Lumiares.
SALA I: ÁKRA LEUKÉ – (Enrique Llobregat).

Según los historiados griegos a finales del siglo III a.C. el padre de Aníbal, C. Amílcar Barca, fundaba tres ciudades en el levante de Iberia, de una se desconoce su nombre, de las otras dos una es Qart Hadast, la actual Cartagena y capital de los púnicos en Iberia, y la segunda es Ákra Leuké (Cabo Blanco por su emplazamiento cercano al Cabo de la Huerta de rocas blanquecinas), una ciudad que acogió a las tropas cartaginesas y su elefantes, y el propio Anibal estuvo refugiado en la misma. Gracias a las investigaciones recientes se ha podido ubicar definitivamente en Alicante, en la localidad de Tossal de Manises, en el paraje conocido como la Albufereta, un enclave situado en una colina (tossal) a levante de la albufera (hoy disecada) frente la Bahía del mismo nombre.
Es el primer núcleo poblado de la colina y la ciudad estaba dotada de unas grandes fortificaciones muy avanzadas de estilo helenístico, con torres grandes para albergar la artillería con catapultas lanzadoras de bolas de piedra (bolaños). Su interior estaba distribuido en calles con ángulo recto, disponía de cisternas para el suministro de agua, y tanto las casas como los materiales de construcción eran al estilo de Cartago. Sobrevivió algo más de dos décadas hasta que allá por el año 209 a.C. fue arrasada y destruida a sangre y fuego por los romanos en la campaña de conquista dirigida por Publio Cornelio Escipión (El Africano), días después de haber conquistado Cartagena en un solo día. La ciudad de Ákra Leuké se abandonó hasta los inicios del siglo I a.C., que los romanos aprovechando las fortificaciones existentes montaron un fortín que se llamaría Lucentia.
SALA II: LUCENTUM – (Francisco Figueras Pacheco).

Después de un siglo de abandono del antiguo Ákra Leuké, los restos arruinados de las fortificaciones existentes que protegían el fondeadero de la Albufereta, fueron reocupadas hacia el 76 a.C. por los romanos para establecer un fortín militar (castellum), aprovechando su posición estratégica en la costa para las comunicaciones navales. La vieja muralla se reforzó con una nueva cerca resultando una potente fortificación, jalonada con torres macizas pero sin urbanismo en su interior, y para la guerra entre cesarianos-pompeyanos se volvió a reforzar con un enorme bastión.
Hacia el 26 a.C. el castellum volverá a ser reaprovechado con la fundación municipal de Lucentum (Lucentia, Lucentes..) por el primer emperador de Roma, Augusto, sus murallas militares se transforman en cívicas y en su interior se construye el Forum como corazón de la vida pública, esta primera edificación iba a determinar la orientación del resto del viario de la ciudad, al que le precede un vivo y dinámico urbanismo con la construcción de domus, las termas, las tabernas, las cloacas, multitud de cisternas por ausencia de acueducto… un desarrollo que tendrá épocas de efervescencia, de atonía y de decadencia, logrando su mayor esplendor a mediados del siglo I d.C., y con el curso del tiempo irán cambiando y configurando un paisaje típicamente romano, con todos los atributos que le correspondían como ciudad privilegiada. Dentro de la organización territorial romana en Hispania, Lucentum estaba integrada en el convento jurídico cartaginense con capital en Carthago Nova (Cartagena) dentro de la provincia Tarraconense con capital en Tarraco (Tarragona).
La ciudad se extendía más allá del núcleo urbano, abarcando la totalidad del territorio base de su sustento y riqueza, como eran las villas rurales y marítimas, el puerto, los suburbios e incluso los cementerios.
Pero a primeros del siglo II la ciudad comenzó a evidenciar claros síntomas de agotamiento que se agudizaron a finales de la centuria, y que terminaron finalmente en su extinción, afectando a muchas de sus villas, el embarcadero y su necrópolis. Perdió el privilegio de la libertad y su territorio pasó a ser tutelado probablemente por Ilici.
SALA III: HACIA LACANT – (Conde de Lumiares).

Sobre el siglo V en el Bajo Imperio vuelve a dar síntomas de recuperación en el entorno del antiguo castellum, pero fue parcial, selectiva, marginal y ajena a la ciudad de Lucentum. Al final con la caída de Roma, la ciudad y las villas se extinguieron, mientras al mismo tiempo el cristianismo se imponía llegándose a fundar el obispado ilicitano en el siglo VI. Los visigodos aliados con el Imperio romano de Oriente controlan la mayor parte de la península ibérica y los bizantinos recuperan la zona del sureste y durante seis décadas fue una provincia romana más.
En el año 625 los visigodos vencen a los bizantinos, los expulsan de la península y a partir de ese momento es patente la presencia visigoda en Alicante con la conversión de sus élites del arrianismo al catolicismo.
Del siglo VII han llegado una destacable concentración de restos en la Albufereta, sobre todo funerarios de la necrópolis con los únicos restos de sillares de la comarca, pertenecientes a una cripta hoy desaparecida, vinculadas con las placas de cancel talladas con una posible basílica.
En el año 718 d.C. llegan los musulmanes a Lucentum, y hasta el 1.248 d.C. se conoció como Medina Laqant o Al-Laqant, pasó a ser una posesión más del Emirato y posterior Califato Omeya, y de las Taifas de Denia y Almería. El lugar de Tossal de Manises volvió a ocuparse con un extenso cementerio islámico, o maqbara, en el que se entierra a los habitantes de Laqant. Durante el siglo X se abandona la necrópolis y cesa la actividad de su fondeadero.
Entre los siglos XIII y XVIII se conforma el paisaje de la Huerta de Alicante que para su defensa de los ataques de los corsarios del norte de África construyeron un conjunto de 38 torres «Las torres de huerta» único en la costa mediterránea y de las que aún se conservan 27. Gracias al uso eficiente del agua se convirtió en una región agrícola próspera y vital para la economía local y regional y que ha perdurado hasta el arranque del siglo XX, coincidiendo con un interés renovado por el poblamiento de esta zona alicantina, y que en la actualidad se está desdibujando por la presión urbanística.
Como punto final de la visita a la exposición «Ciudades de Luz» visitamos La Biblioteca del MARQ, su sala noble en la antigua capilla del hospital, se convierte en la última sala de la exposición bajo el título ‘Rescate desde el olvido‘ se muestran los restos de la destrucción de las antiguas ciudades que precedieron a la actual Alicante, y dos grande murales que ilustran los más relevante de las labores de recuperación, restauración y puesta en valor del yacimiento Tossal de Manises.

Con esta última sala damos por finalizada nuestra visita a este excepcional, riguroso, dinámico y entretenido museo del MARQ, una mañana intensa que nos ha permitido tener una visión del espacio geográfico de Alicante con un recorrido historiográfico acertado y ameno, y que además hemos tenido la gran oportunidad de disfrutar de una interesantísima exposición efímera de los últimos estudios sobre el yacimiento de la Albufereta y todas las ciudades y culturas que se asentaron en el mismo territorio, cuna de la actual Alicante.
Ahora toca restaurarse un poco, y estando en tierras arroceras no podemos dejar pasar la oportunidad de dirigirnos a la costa, a la localidad de El Campello.
EL CAMPELLO.
El Campello se encuentra a unos 10 kilómetros de Alicante y a 30 de Benidorm, ubicado en el corazón de la Costa Blanca. Es un pueblo con hondo sabor marinero y que ha conseguido ser un destino turístico de primer orden sin perder sus raíces. Los restos más antiguos se hallan en una pequeña península a los pies de la Torre Vigía, la Illeta dels Banyets, es uno de los mejores Parques Arqueológicos del Mediterráneo.
La Torre de la Illeta: Esta torre vigía fue construida en 1557 por orden del virrey de Valencia, don Buenaventura de Cárdenas, Duque de Maqueda, incluida en un sistema de defensa contra los ataques de los piratas berberiscos. Destaca del resto de torres de la costa valenciana por su tamaño y su buen estado de conservación gracias a su restauración en el año 1991. Declarada como BIC en el año 1996, es una torre con el interior macizo desde la base hasta la altura de la puerta, y desde ella se accede por una escalera en el interior hasta la terraza. Es todo un símbolo para los campelleros y emblema de la localidad.
A los pies de la Torre y bordeando el litoral se encuentra El paseo de la Voramar de les Escultures, es una ruta medioambiental auto guiada por paneles que permite conocer las características biológicas del entorno. En ella se puede observar el conjunto escultórico del artista Vicente Ferrero, formado por tres esculturas cuyo tema común es la mujer, que se erigen en completa armonía con el paisaje que la rodea.
El lugar escogido para degustar la gastronomía local es el Restaurante del Club Náutico de El Campello, un espacio que invita a relajarse y disfrutar del clima mediterráneo y degustar el buen hacer alicantino de sus paellas y fideuás campelleras, y de las que dimos buena cuenta y podemos confirmar que la fama no es baladí.


Una vez restaurados gratamente, tomamos de nuevo el curso de nuestro visita patrimonial y nos dirigimos en caminata a la cercana La Illeta de Banyets.
LA ILLETA DE BANYETS.
Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Mediterráneo. Su importancia se debe a su amplia secuencia temporal, destacando los restos íberos y romanos. Este yacimiento es gestionado y supervisado por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ).
Se trata de una antigua península que quedó separada de la costa causa de un terremoto en fecha desconocida, y en el año 1943 el islote se unió nuevamente a la tierra con la formación artificial de un nuevo espigón (istmo) con tierra extraída de la voladura de la parte cercana a la costa, destruyendo parte del yacimiento, aquella que recogía más vestigios de la Prehistoria. Los trabajos de las primeras excavaciones de los años 30 y posteriormente en los 70 del siglo pasado, dieron como resultado la confirmación de la existencia en este lugar de distintas civilizaciones y culturas, siendo la de la Edad del Bronce, la Ibérica y la Romana, las más importantes, encontrándonos, por lo tanto, ante un yacimiento de más de 5.000 años de antigüedad.
Los primeros asentamientos que aquí veremos datan de la prehistoria, del Calcolítico y de la Edad de Bronce, en el segundo milenio antes de Cristo. Hace unos 5.000 años La Illeta estaba ocupada por una población tribal que subsistía de los recursos del medio, practicando la agricultura, la ganadería, la caza, la pesca y la recolección de alimentos. De aquel poblado se coservan parcialmente restos de una cabaña de planta circular, al lado una estructura funeraria de inhumación de la Edad de Bronce donde apareció una ajuar que revela el carácter social destacado del enterrado, y una cisterna excavada en roca mejorada siglos más tarde con una balsa de decantación, así como dos aljibes con canalizaciones para su conducción. Junto a las cabañas se encuentra una estructura funeraria de inhumación donde apareció un ajuar que revela el carácter social destacado del enterrado.
El poblado Ibero es el de mayor relevancia del yacimiento, único por sus características, y considerado uno de los más importantes del mediterráneo. El poblado se inició en el siglo V a.C. y a mediados del VI la península se estructuró urbanísticamente en dos calle longitudinales comunicadas mediante calles transversales. La diversidad de restos encontrados de vasijas, cerámica, tumbas y el alto porcentaje de edificios industriales como un almacén, almazara y horno cerámico, nos indica un importante centro productivo de aceite, conservas de pescado y vino, así como un enclave comercial relacionada comercialmente con otras culturas mediterráneas. De esta época nos encontramos edificaciones singulares de características insólitas en este tipo de asentamientos, como dos templos, uno con un pórtico con dos columnas distribuida en cinco dependencias (tipo A), y la otra de una sola nave con dos columnas que sustentan el techo (Tipo B).
De la época romana se ha encontrado unas pequeñas termas (siglo II d.C.) que pertenecerían a una villa agrícola desaparecida y, vinculada a ésta y a otras cercanas. Sobresale especialmente las piscifactorías, unas balsas cortadas en la roca costera y comunicadas con el mar donde eran criados y conservados los peces, y que dieron lugar a una importante industria de salazones y la muy apreciada salsa “garum”. A pesar de la erosión a lo largo del tiempo, aún se puede distinguir. Estas construcciones (els Banyets) dan nombre al yacimiento ya que según la tradición oral eran los baños de una reina mora. En Hispania este tipo de viveros solo se conocen en la costa alicante, en Jávea, Calpe y La Illeta.
EL YACIMIENTO DE LA ILLETA ESTUVO EN PELIGRO DE DESAPARECER PARA SIEMPRE.
En 1967, el ayuntamiento de El Campello concedió licencia para un proyecto de urbanización que pretendía edificar diez rascacielos, cinco en la Illeta dels Banyets y cinco en el litoral cercano. Eran los años del desarrollismo, cuando al tiempo que el turismo aportaba riqueza a la provincia de Alicante, la falta de control propia de la época permitió que se cometieran numerosas atrocidades contra el paisaje y el patrimonio cultural.
Por fortuna, existían ya entonces voces sensatas que clamaron contra aquel exceso y advirtieron de la irreparable pérdida que se avecinaba: el proyecto se detuvo cuando ya se alzaba una mole de quince plantas junto al símbolo de la localidad marinera, la Torre de la Illeta. Aquel rascacielos fue derribado con Goma-2, la torre restaurada y, con el tiempo, la Diputación de Alicante terminaría por comprar el terreno y salvar el valioso yacimiento para la posteridad.
Y para el futuro quien sabe, en Alicante se baraja la posibilidad de cambiar la actual península por isla, y se está considerando la posibilidad de eliminar el istmo y colocar una pasarela que una la costa con la isla, el tiempo nos dirá.
Terminó nuestra visita al yacimiento de La Illeta y El Campello, ahora toca descansar de esta jornada intensa y nos dirigimos a la ciudad de Elche para pasar la noche.

ELCHE:
Antes de acabar la jornada y aprovechando la ubicación del hotel en el centro de la ciudad de Elche, hemos podido pasear por sus céntricas calles, el Palmeral y disfrutar de la noche ilicitana y su gastronomía.
Al día siguiente y con las fuerzas renovadas, estamos dispuestos para afrontar el nuevo e interesante destino que nos espera en la Cuna de la Dama de Elche.
Para entender y saber sobre el origen de la actual Elche, tenemos que desplazarnos al yacimiento de La Alcudia, donde se encuentra los restos de la ciudad Ilici, que contiene vestigios del Neolítico (V mileno antes de nuestra era), hasta el inicio de la época islámica, acumulando un total de 6.000 años de historia. Y complementado con un museo de sitio monográfico donde se exponen los materiales salidos del propio yacimiento.
EL YACIMIENTO DE ILICI L’ALCÚDIA.
La Alcudia es una colina que sobresale en un entorno llano, rico en agua y tierras de cultivo, situada al sur de Elche en la carretera (CV-885) de Elche-Dolores km. 2 y al este el Camino del Borrocat (o Alborrocat) y el río Vinalopó. Su nombre es de origen árabe (al_kudía=loma o zona elevada). El yacimiento ocupa una superficie de 11 hectáreas del que apenas se ha excavado un porcentaje que no llega ni al 15%.
Contiene restos del Neolítico (V mileno antes de nuestra era), hasta el inicio de la época islámica, acumulando un total de 6.000 años de historia. Además de los restos arqueológicos de la antigua ciudad ibérica, romana y tardoantigua, La Alcudia cuenta con un museo monográfico y un centro de interpretación donde se pueden contemplar las piezas más emblemáticas halladas en el yacimiento. En él se desarrollan varios proyectos de investigación que siguen aportando novedades sobre la antigua Ilici.
En las puertas del Centro de Interpretación del yacimiento nos recibe quien va ser nuestro guía, Javier Morales, quien nos da la bienvenida y a modo de introducción nos sitúa en el lugar, y nos hace un pequeño resumen de nuestro itinerario por la antigua Ilici. En primer lugar accederemos al edificio donde se encuentra la recepción al parque arqueológico, a continuación seguiremos un circuito por superficie de los vestigios arqueológicos excavados y el visitaremos el segundo edificio del recinto en su zona central, el Museo Monográfico.
CENTRO INTERPRETACION L’ALCÚDIA:

Un edificio de una sola planta inaugurado en 2008 que consta de un vestíbulo y dos salas, una de conferencias, audiovisuales y exposiciones temporales, y la otra de exposición que es donde Javier nos dirige para contemplar las vitrinas organizadas en dos bloques temáticos a través de una selección de objetos destacados que muestran la evolución de las formas de vivir y pensar en Ilici.

Los dos bloques siguen el orden expositivo marcado por las vitrinas. En el primero se incluyen conceptos como el ambiente del yacimiento, la historia de la investigación, las actividades productivas y domésticas, la vida cotidiana y los documentos escritos. En el segundo, la aristocracia, el más allá, las creencias y el fin del asentamiento.

EL YACIMIENTO:
Una vez que nuestro guía Javier nos ha introducido en el conocimiento del yacimiento y después de ver un muestrario resumen de restos descubiertos en el mismo, pasamos a iniciar el itinerario por el terreno y lo primero que nos encontramos dos tramos de muralla romana en el talud frente el centro de interpretación.
Es un fragmento de la muralla que limitaba la ciudad romana por occidente, asentado sobre una cimentación de arenisca y cantos rodados, escalonados por tramos en el terreno para corregir una suave pendiente sobre el que se construye un zócalo de mampostería irregular, y se remata con adobes cuadrangulares. Se le ha estimado una altura total de 6 m y un posible foso en su parte delantera, de una fecha de construcción cercana a los primeros momentos del Principado de Augusto.
Subiendo en línea paralela con la muralla romana, nos dirigimos a la zona denominada Termas Occidentales, teniendo la muralla como muro exterior del amplio recinto termal.
Por su localización alejada de la zona principal de levante debió ser un edificio marginal y por su gran dimensión se supone que era de carácter público. Se encuentra parcialmente excavada, es visible la gran piscina (natatio), de las más grandes de Hispania, que formaría parte de la sala fría (frigidarium), y algunos de los espacios aledaños. Se construyeron durante la fase flavia (finales siglo I d.C) y perduraron como termas hasta finales del siglo IV d.C., siendo expoliadas y las ruinas se usaron como almacén y finalmente de vertedero.
De camino a la zona donde se encuentran el conjunto de viviendas, pasamos por la plaza central que cuenta con plantas autóctonas mediterráneas y en sus inmediaciones pueden observarse las especies que en su momento cubrieron la superficie de La Alcudia: limoneros, almendros, granados e higueras. Hay también numerosas palmeras, ya que el yacimiento se encuentra incluido en el Palmeral de Elche, Patrimonio de la Humanidad.
Un conjunto residencial que destaca por la superposición de estructuras con secuencias de diferentes fases históricas, desde la época ibérica hasta la llegada del islam en el siglo VIII en su cota más elevada. Un reempleo continuo de muros y estructuras de casas ibéricas, romanas, tardías y donde son visibles fosas de expolio o de vertido de basuras.
Un poco al norte junto al grupo residencial se encuentra un registro de entrada de una antigua cloaca romana del sistema de alcantarillado que discurría por toda la Colonia, lo que nos indica la importancia del desarrollo urbanístico en época romana. Este registro con cubierta abovedada y con una profundidad de 2 m. dejó de utilizarse en el siglo VI, se reutilizó posteriormente como cava o almacén subterráneo, terminando como basurero.
Cruzamos el yacimiento por el norte para alcanzar a levante la zona las casas romanas de grandes dimensiones parcialmente excavadas, al norte la Domus del impluvium y al sur donde nos dirigimos la Domus del Sailacos. Muestra parte de un patio porticado (peristilo), con un estanque polilobulado alrededor del cual se desarrollaban numerosas habitaciones, en su momento decoradas con pinturas en las paredes y pavimentos de mosaico. Una estructura doméstica de carácter aristocrático del que procede un importante conjunto de cerámica de estilo Elche-Archena de gran tamaño, en concreto más de 40 pithoi y kalathoi decorados, igualmente el famoso mosaico helenístico de Sailacos, así como los materiales prehistóricos más antiguos del yacimiento. Este sector conserva una de las secuencias estratigráficas más amplias del centro urbano, encontrándose vestigios de la islamización. antes de la fundación de la Elche actual.
Volviendo hacía poniente llegamos al Área Central, una trama de la ciudad donde se cruzan varias calles romanas, donde aparecen estructuras superpuestas, partiendo posiblemente de edificios emblemáticos como templos, casas nobles o edificios públicos y que en la última fase de ocupación del altoimperio, fueron reutilizados o compartimentados para transformarlos en instalaciones domésticas, artesanales o almacenes y que han ido perdiendo en algunos casos su función original. El propio trazado urbano que se mantiene inalterable durante varias centurias, en los momentos tardíos algunos tramos de la vía son ocupados, prueba evidente del decaimiento de la ciudad. Durante mucho tiempo se identificó con el foro de Ilici, pero al día de hoy se desestima esta interpretación.

En este espacio es donde apareció la tabula de Ilici (la que hemos visto en la exposición Ciudades de Luz en la Marq, a día de hoy es uno de los documentos paleográficos más antiguos de la Comunidad Valenciana, Este pequeña placa de bronce contiene un fragmento del catastro efectuado con la segunda deductio, y menciona el reparto de un lote de tierras entre diez de los nuevos colonos.
Junto a la senda norte que la bordea se han instalado reproducciones de las inscripciones aparecidas como señas de identidad de la Ilici romana, como la dedicada al fundador de la colonia, Tito Estatilio Tauro. Desde este espacio central se accede al Museo monográficio de la Alcudia, exposición que nos disponemos a visitar y disfrutar de la mano de Javier.
MUSEO MONOGRAFICO DE LA ALCUDIA:
Este moderno edificio alberga la mayor parte de la colección de materiales procedentes de las excavaciones realizadas en La Alcudia, así como las áreas de trabajo de la Fundación, coincidiendo con nuestra visita una parte de piezas importantes se encuentran en la exposición temporal Ciudades de Luz en el MARQ.
El edificio se construyó a principios de los años setenta, sustituyendo un espacio anterior dentro del yacimiento, una casa museo propiedad del entonces director Alejandro Ramos Folqués, reconocido como Museo Monográfico de la Alcudia en el año 1948. En 2015 se reinaugura con un actualizado discurso expositivo adaptado a las necesidades actuales del sitio arqueológico y una mejora sustancial de sus zonas de investigación, restauración y almacenajes. constituyendo un gran museo monográfico con un centro de interpretación de los mejores de España y de Europa.
Cuenta con un vestíbulo dedicado a la Dama de Elche presidida por una réplica del busto coloreada en base a los pigmentos encontrados en la piedra original, y tres salas, Iberia, Hispania y Spania, donde se exhiben materiales de las fases históricas más sobresalientes de Ilici, desde la Cultura Ibérica hasta la Antigüedad Tardía, un total de 2.700 piezas fruto de las excavaciones del último siglo. En el recorrido se incluyen espacios interactivos donde se puede observar el trabajo de los equipos técnicos en arqueología y restauración.
SALA IBERIA:
Los estudios manifiestan la existencia de una ciudad ibérica desde el siglo VI a.C., la más antigua y las más destacada de la Contestania ibérica, que ocupaba un extenso territorio entre las actuales provincias de Alicante, Murcia, Albacete y sur de Valencia. La monumentalidad de las construcciones así como la planificación con detalle de la ciudad, demuestran el poder que llegaron a tener las élites aristocráticas que gobernaron la antigua Contestania y que encargaron esculturas como la Dama, así como una rica variedad de recipientes que se caracterizan por su tamaño y una decoración compleja con animales míticos, vegetales y símbolos geométricos.

SALA HISPANIA:
Con la llegada de los romanos alcanza su máximo esplendor en el siglo I a.C que obtuvo el rango de Colonia Iulia Ilici Augusta. La fundación colonial vinieron de la mano de tres sucesos: la primera centuriación o parcelación de los terrenos cercanos a la ciudad, unida probablemente a la desmovilización de los primeros veteranos de guerra que, como colonos, ocuparían el territorio; la construcción de un foro y, también, de una muralla que definiría el límite físico de la nueva colonia. En su límite oriental se encontraron restos de una importante necrópolis coincidente con el acceso principal a la Colonia desde la Vía Augusta hoy Camino del Borrocat. La ciudad se dota de nuevas infraestructuras como el forum (por ubicar), religiosas, civiles, alcantarillado, lujosas domus y termas que dan servicio a una próspera población. Entre los siglos I al IV d.C. En la zona de extramuros se construyeron grandes villas con mosaicos, pinturas murales e incluso baños termales privados.
Como elemento destacable de la sala al estilo de un atrio de una casa romana, nos encontramos con el Mosaico del Ocáano o Casa Irles por la villa donde se encontró a las afueras de Ilici, bastante deteriorada por las labores agrícolas a lo largo del tiempo. Realizado en el siglo II d.C mediante teselas negras y blancas (bícrono), crea una composición en la que se alternan animales míticos y reales en los ámbitos marino, terrestre y aéreo, destacando la figura de una gran águila central y el rostro del dios Océano en su lateral derecho. En las vitrinas se exponen materiales y fondos arqueológicos alusivos a la cultura romana de los habitantes de Illici.
SALA SPANIA:
En el año 325 d.C. Constantino promulgó la libertad de culto y el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Estado. En el año 517 durante la época visigoda la ciudad se convierte en la Sede Episcopal de Ilici, residencia del Obispo que regentaba el máximo poder tanto en lo espiritual, lo político, judicial y administrativo de la época. Durante el siglo VI no hay constancia de obispos ilicitanos al encontrarse dominada por Bizancio, pero reaparecen después de la reintegración visigoda. Solo se conoce la existencia de una basílica cristiana en la zona suroeste del yacimiento.
La llegada del Islam en el año 713 con el consiguiente tratado de rendición cristiana de los territorios del sureste en el conocido como Pacto de Tudmir, supuso el inicio del fin de una ciudad que desde hacía tiempo había entrado en un inexorable declive. La ciudad cristiana de Illici convivió con las nuevas entidades musulmanas que ocuparon el territorio, y poco a poco la Almudia quedó en ruinas y abandonada, terminando como zona de tránsito y pequeña alquería árabe antes de su abandono total, y la población se fue concentrando en lo que hoy es centro histórico de la ciudad de Elche donde en el siglo XI fundaron la Madinat Ïls.
AJIBE DE VENUS:
Una vez salimos del museo continuamos nuestro itinerario por el yacimiento y nos encontramos junto al camino en dirección sur un aljibe subterráneo de grandes proporciones, que pertenecería a una casa romana en cuyo interior se encontró la famosa escultura de la Venus de Ilici (expuesta en el MARQ) y de ahí su denominación como Aljibe de Venus. Una cisterna en excelente estado de conservación que proveía de agua a la vivienda. Excavaciones realizadas recientemente en este lugar han puesto al descubierto los niveles de derrumbe de esta vivienda y su reutilización hasta época tardoantigua.
TERMAS ORIENTALES:
Tomamos el camino a levante bordeando una finca particular y llegamos a un importante conjunto termal construido en el siglo I d.C., y por su ubicación se le denominó Termas Orientales, coincidente con la zona principal a la entrada a la Colonia. Está parcialmente excavada en fase de consolidación e investigación. Destaca su excelente estado de conservación y las dimensiones de sus espacios, con una amplia piscina (natatio), incluida en una sala descubierta y en parte porticada, con letrinas, el vestuario, los accesos y otras salas caldeadas. El monumento continúa hacia el este, al otro lado de la valla perimetral, lo que muestra que el espacio urbano no se circunscribía a la zona elevada. Estuvieron en uso durante la época altoimperial (siglos I-II d.C.), se transformaron en habitaciones domésticas, artesanales o agrícolas, y a partir del siglo VII d.C. ya derruidas, se usaron como cementerio de la ciudad.
MONUMENTO A LA DAMA DE ELCHE:
Siguiendo el camino hacia el sur alcanzamos el monumento moderno que conmemora el descubrimiento de la Dama de Elche, actualmente conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO DE LA DAMA DE ELCHE
El 4 de agosto de 1897 el joven Manuel Campello, después de llevar agua a los obreros que realizaban labores agrícolas en la Loma de la Alcudia, finca propiedad el doctor Manuel Campello, como entretenimiento cogió un pico y comenzó a golpear la tierra, topándose con la dureza de una piedra caliza que resultó ser el busto de la Dama de Elche, picotazos que dejaron unas ligeras marcas visibles en la escultura.
Se encontraba dentro de una hornacina un poco inclinada a su derecha, mirando al sureste, sobre dos losas de piedra de cantería. Su localización y su situación desvelan que se trató de una ocultación intencionada, puesto que para su seguridad se construyó un semicírculo de losas protectoras que delimitaban el espacio suficiente para albergar la escultura.
Una vez depositada la pieza se rellenó con arena procedente de la playa ilicitana de La Marina, permitiendo que la Dama llegase al momento de su descubrimiento conservando buena parte de su policromía. Por lo tanto, estaba fuera de contexto al momento de su hallazgo, lo que dificulta llegar a una conclusión definitiva sobre su significado y función.
La noticia del hallazgo se difundió pronto y la casualidad de que el insigne hispanista y arqueólogo francés Pierre Paris, se encontraba en Elche invitado precisamente para asistir a las fiestas de la Asunción y la representación del famoso drama sacro-lírico Misterio de Elche. Envió una fotografía al Museo de Louvre de París recomendando su adquisición. La compra se hizo inmediatamente por un valor de 4.000 francos de la época. La Dama que ya había conseguido la admiración de los ilicitanos y la habían nombrado como «reina mora», a los pocos días y con el malestar de los lugareños, partía para embarcarse en Alicante y, tras una escala en Barcelona, se dirigió hacia Marsella.
Ya bautizada en París como Dama de Elche se convirtió en el centro de una campaña periodística y científica: tomando su ejemplo como base, diversos escritores españoles reclamaron una legislación más dura contra las exportaciones de obras artísticas. La Generación del 98 iba convirtiendo a la Dama en una personificación de los orígenes de España, con lo que su pérdida era sentida, cada vez más, como un verdadero despojo. De ahí que, ya en 1928, se plantease la vuelta del busto, pero el Gobierno galo se negó. Hubo que esperar a 1940 para que, con posterioridad a la derrota de Francia por Alemania, comenzaran los trámites definitivos de repatriación.
Entre los dos gobiernos se acordó un intercambio de obras, un gesto francés para garantizar la neutralidad de España en la Segunda Guerra Mundial. El texto del convenio se firmó en París el 21 de diciembre de 1940, y los traslados se efectuaron con rapidez. La Dama, protegida en el castillo de Montauban desde el comienzo de la guerra, llegó a Irún el 8 de febrero de 1941, e ingresó en el Prado dos días después. Finalmente, a instancias de Martín Almagro Basch, director del Museo Arqueológico Nacional, fue trasladada la Dama en 1971 a esta última entidad museística
LA ESCULTURA:
De autoría desconocida y datada entre mediados del siglo V y mediados del siglo III a. C., realizada en piedra caliza y tallada en la misma Alcudia, con un alto de 56 cm, y un peso de 65 kg. Originalmente estaba policromada por evidencias de restos de pigmentos encontrados en la piedra. Representa una mujer ricamente ataviada, vestida con tres prendas, una túnica, un vestido o toga y sobre este un manto abierto en solapas. Destaca sus rasgos finos, serenos y de mesura que contrasta con la exuberancia de los detalles de sus llamativos adornos, y los rodetes unidos y coronados por un velo y una cofia con cuentas. Considerada como la obra más perfecta de la escultura ibérica
Formaba parte de una escultura de cuerpo entero, ya que los iberos, como sus maestros los griegos y fenicios, concebían el ser humano como un todo indivisible. No está consensuado, pero hay estudiosos que consideran que los toscos golpes que se observan en la parte inferior de la pieza denotan una talla apresurada, propia de quien, acaso ya a principios de nuestra era, cortó la obra originaria para reutilizarla, y tras esta mutilación, el busto fuese usado como urna cineraria, sirviendo la cavidad trasera para introducir las cenizas de un ibero romanizado.
Pudo ser concebida como un exvoto, imagen de una mujer piadosa en pie (algo así como la Gran dama oferente del Cerro de los Santos, Museo Arqueológico Nacional, Madrid); pero también pudo ser una efigie de diosa sedente, como la conocida Dama de Baza, señora del más allá que sirvió de urna cineraria en una tumba del siglo IV a. C..
Su tratamiento como ícono de la cultura universal, su conversión en seña de identidad de la sociedad ilicitana o su aparición en todo tipo de publicaciones. No solo es una pieza emblemática y fundamental del arte íbero, sino también un icono identitario, admirada como obra maestra desde el momento mismo de su hallazgo y pronto convertida en símbolo patriótico.

MURALLA ÍBERA (FUNDACIONAL):
El templete en homenaje al descubrimiento de la Dama se localiza en un tramo de la muralla más antigua del yacimiento, siendo el lugar utilizado para su escondite, y que está en proceso de excavación, consolidación e investigación.


Es la muralla del enclave fundacional del yacimiento íbero que se remonta al año 500 a.C., así como algunas de las estancias adosadas pertenecientes a restos de viviendas en muy buen estado de conservación, y por primera vez, poder conocer el contexto arqueológico de la Dama de Elche. Cuenta con sistemas antisísmicos solo identificados en este yacimiento, lo que supone un conocimiento previo de este tipo de construcciones defensivas y su adaptación al territorio. Las soluciones arquitectónicas y la envergadura de la muralla con una altura de al menos cinco metros muestra del interés por mostrar su poder. Es la única zona del yacimiento donde se ha encontrado la evolución completa desde la primera a la última fase con toda la secuencia del asentamiento
BASÍLICA PALEOCRISTIANA:
A poniente de la zona de la muralla fundacional, en la zona suroeste del yacimiento se encuentra, debajo de una cubierta moderna a dos aguas, la basílica cristiana. Se trata de la recreación de los restos de un edificio de culto cristiano, de nave rectangular orientada de este a oeste con el portal de cantería a poniente y el ábside a oriente. El conjunto fue excavado a principios del siglo XX y ha sido reexcavado y restaurado en diversas ocasiones. Probablemente constituye uno de los edificios religiosos pero no el principal de la sede episcopal de Ilici, activa durante las épocas bizantina y visigoda. Construido en el siglo IV d.C. en la zona marginal sobre otro templo más antiguo de época ibérica abandonado en el siglo I a.C., y posiblemente uno de los más antiguos monumentos de culto cristiano de la península, y que mantuvo su uso hasta el siglo VIII con la llegada del islam.

Como elemento de mayor interés, destaca en el suelo un mosaico polícromo decorado con escenas y rótulos judaizantes que hicieron pensar en su utilización como sinagoga. Pavimenta la totalidad de la nave de la basílica. Está realizado en azul, blanco, rosa y amarillo, con tres inscripciones en griego tardío en azul sobre fondo blanco y con amarillo en el interior de las letras. Su decoración consta de tres grandes franjas longitudinales con ornamentos geométricos. Otros restos significativos encontrados en la iglesia son un conjunto de fragmentos de canceles o celosías para ventanas de piedra tallada con adornos zoomorfos, vegetales y arquitectónicos
Con la visita a la basílica damos por finalizada nuestra excursión por el interesante Yacimiento de la Alcudia, retornando al bus para volver a la ciudad de Elche y conocer otro patrimonio ilicitano, el jardín botánico del Huerto del Cura, el más importante del conjunto Palmeral de Elche.
EL HUERTO DEL CURA (ELCHE):
El Jardín del Huerto del Cura es un precioso jardín botánico que se encuentra en la calle Porta de la Morera nº49. Se trata de un Jardín Artístico Nacional (desde 1943) que, además, está considerado el jardín más importante del conjunto del Palmeral de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 30 de noviembre de 2000.

Tiene una extensión de unos 13.000 m² con una alta densidad de palmeras, alrededor de 1.000 unidades en su gran mayoría datileras), Se inició como huerto en el año 1876 por un labrador y propietario, Andrés Castaño Peral, y a su muerte la propiedad pasó a manos de segundo hijo el capellán José Castaño Sánchez, que fue su dueño hasta el año 1918, pasando a ser conocido al principio como “Huerto del capellán Castaño” para, finalmente, llamarse tal y como se le conoce hoy en día: “Huerto del Cura”. Y que el propio escritor y académico Benito Pérez Galdós en su visita al jardín en 1910 le dedicaba estas palabras: «En memoria de la incomparable Elche, de sus gallardas palmeras y del simpático y bondadoso Cura Señor Castaño«.
A la muerte del capellán en 1918 pasó a manos de Juan Orts Miralles, quien fue su propietario hasta 1936. Es durante estos años en los que se produce la transformación del huerto en residencia de verano y en un espacio abierto a visitas, su fama fue creciendo y muchos personajes ilustres visitaron el huerto, a los cuales, como obsequió, se les dedicaba una palmera. Durante la Guerra Civil fue incautado por brigadas anarquistas y rebautizado como “Huerto Internacional”, además de ser usado como escuela. A la finalización de la contienda pasa a manos del hijo del anterior propietario, Juan Orts. Román, un intelectual erudito ilicitano que destaca por numerosos trabajos sobre las palmeras, el Palmeral y el Misterio de Elche, que da como resultado la declaración como Jardín Artístico Nacional en 1943.
A parte de las palmeras, hay árboles típicos de los huertos tradicionales de Elche (como olivos, naranjos, granados, higueras o limoneros), una gran colección de cactus y plantas crasas o de origen suptropical, esculturas y varios estanques, creando un ambiente de frescura y remanso de paz con el silencio que reinan en el jardín. También alberga la casa del capellán junto con una pequeña capilla.
LA PALMERA IMPERIAL:
Este raro ejemplar de palmera datilera es la reina absoluta del Palmeral de Elche y ejemplar único de su especie. Su popularidad viene dada por su rareza, un fenómeno botánico que rompe con las leyes de la biología. Es un ejemplar macho de aproximadamente 180 años de edad, con una media de vida de aproximadamente 200 años se encuentra en plena madurez. Generalmente las palmeras macho tienen hijuelos a nivel de suelo alrededor de los 10 a 15 años, este ejemplar los tuvo a los 30 años y a una distancia del suelo de 2 metros que los aleja de las raíces y por tanto menos suministro de sabia. A esto hay que sumarle la excepcionalidad del número de hijuelos, un total de 7 (uno se secó en 2014) que se han desarrollado a la perfección, con gran tamaño y en simetría alrededor del tronco padre. En el año 1900 el capellán Castaño tuvo que ponerle un soporte para evitar que el peso de los hijuelos se separaran de la palmera central y ha conseguido llegar a la actualidad como un formidable candelabro majestuoso con una altura de 17 metros y 8 toneladas de peso.
Desde mediados del siglo XIX se ha popularizado y ha recibido innumerables visitas de personajes históricos como reyes, principies, jefes de estado, artistas, intelectuales…, y por este motivo el jardín cuenta con una sala donde se muestra un detallado reportaje fotográfico denominado ‘Las Edades de la Palmera Imperial’, un recorrido histórico con fotografías de los personajes que se retrataron junto a la palmera. Su nombre lo debe a la Emperatriz Elisabeth de Austria, la popular Sissi, a quien se la dedicó el capellán Castaño cuando ésta visitó el huerto en 1894 y quedó maravillada cuando la contempló. Se ha convertido en uno de los símbolos locales y en un atractivo turístico, seguramente el árbol más popular de la Comunitat Valenciana y la palmera más conocida de España.
FINAL DEL VIAJE:
Hemos llegado al final de nuestro viaje, nos vamos con la satisfacción y el placer de haber disfrutado con nuestro paseo por la historia de Alicante, sus yacimientos y sus museos con una puesta en valor de primer nivel que han conseguido que sea interesante, entretenida e ilustrativa, gracias a la gran labor y fomento de la Universidad de Alicante, los museos del MARQ y el de la Alcudia con sus fundaciones.

Para irnos además con un buen sabor de boca de forma literal, de vuelta a casa nos pararemos en la huerta ilicitana (el Camp d’Elx) rodeados de los campos de alcachofas en plena época de recolección, para despedirnos de tierras alicantinas con el deleite de su patrimonio gastronómico en una arrocería especialista en arroces cocinados a la leña de sarmiento, donde pudimos degustar el arroz con conejo y caracoles serranos, del senyoret de pescado y el de verduras de su huerta.


Otro viaje de Athenáa que ha cumplido con creces las perspectivas generadas, y nos vamos con la sensación general de haber disfrutado del mismo. Nos despedimos con la esperanza y la ilusión puesta en nuestro próximo destino, un nuevo lugar que seguramente nos suscitará ilusión y deseo de adentrarnos en su su historia.
Hasta la próxima.