El Centro de Interpretación de la Cultura Mediterránea de El Ejido, acogió el pasado 14 de mayo la segunda jornada del “IV Ciclo de coloquios sobre Murgi”, en esta vez sobre el tiempo de la uva del barco que tanta trascendencia ha tenido en nuestra historia reciente, organizada por la Asociación Cultural Athenáa, con la ponencia del actual director de los Museos de Terque y también presidente de la Asociación de Amigos de los Museos de Terque, Alejandro Buendía.

Alejandro Buendía ofreció una interesante y compartida ponencia sobre la “Uva del Barco – Una retrospectiva necesaria” en el marco del IV Ciclo de Coloquios organizado por la Asociación Cultural Athenáa y que tiene como objetivo la divulgación y promoción de la historia y el patrimonio de El Ejido. En esta ocasión se ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de El Ejido y la participación de la Asociación de Amigos de los Museos de Terque.
El Centro de Interpretación de la Cultura Mediterránea (CICM) en la calle Río Júcar, 11 de de El Ejido acogió esta conferencia que contó con la presencia de la concejala de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido, Elena Gómez, y un nutrido grupo de asistentes que coparon el aforo de la sala y que convirtió el evento en un entretenido y fructífero intercambio de conocimientos entre el ponente y algunos presentes con sus propias experiencias y recuerdos del tiempo de la uva.

El acto se inició tomando la palabra Samuel Caro, presidente de la Asociación Cultural Athenáa, dando las gracias a los asistentes y presentando al ponente, Alejandro Buendía, un alicantino destinado a Almería por cuestiones laborales que quedó atrapado y fascinado por nuestra historia uvera. El interés por recuperar de la memoria la importancia que tuvo la exportación de la uva del barco, no solo para la economía de la provincia de Almería sino en la vida de miles de almerienses,

Aunque esta actividad se ha incluido en el IV Ciclo de Coloquios de Athenáa, era una conferencia que quedó pendiente a realizar dentro del II Ciclo bajo la temática de “Diferentes modelos de gestión del patrimonio”, charlas que se complementaban con la visita cultural a los patrimonios culturales gestionados y expuestos en la ponencia, y que por motivos de agenda y disponibilidad no fue posible realizar, aunque la visita si se pudo realizar visitando los museos en torno a la memoria de la uva de mesa, materializado en el Museo Provincial de la Uva del Barco, el Museo Etnográfico, Museo de “La Modernista”, el de la Escritura Popular, y el espacio cultural de la Cueva de San José.
Después de unas palabras de agradecimiento, Alejandro Buendía nos aclara que tan solo es un entusiasta y enamorado de nuestra historia uvera, que es forastero, su profesión es de enfermero en Almería y todo lo que sabe y ha aprendido de este mundo es lo que le han contado, tan solo un interlocutor del conocimiento recogido y que ha intentado y sigue haciéndolo, recopilar e intentar conservar todo lo relativo a esta época, con el fin de preservarlo del olvido como un rico e importante patrimonio etnológico.

El título de la ponencia, “Uva del Barco – Una retrospectiva necesaria”, pone de relevancia el trabajo que viene desarrollando la asociación terqueña para la recuperación histórica y etnográfica de la producción y comercialización de la uva de embarque, de la que Almería fue pionera durante más de un siglo, desde comienzos del XIX. Para la asociación patrimonialista ejidense, es una forma de divulgar y promocionar la historia de El Ejido.
Se trata de una actividad agrícola que decayó a finales del siglo XX, con el arranque de las últimas cepas uveras tras la pérdida de valor de mercado. Sin embargo, a lo largo de sus años de esplendor, sirvió para que un buen número de municipios almerienses tuvieran un crecimiento económico de enorme calado. Uno de aquellos municipios fue el de Dalías, que incluía entonces lo que se conocía como Campo de Dalías en el que estaba El Ejido. De aquella industria se conservan numerosos vestigios en diverso formato, que pueden contemplarse en el Museo Provincial de la Uva del Barco, de Terque, gracias al tesón que ha demostrado Buendía y la asociación terqueña. Barriles, sellos que identificaban al otro lado del Atlántico el origen almeriense de la uva, diverso material en papel ligado a la labor uvera, … Y, cómo no, fotografías.

Un carrusel de imágenes que nos llevan a un estilo de vida pretérito que por parte de las generaciones posteriores lo ven como algo curioso y exótico, pero para aquellas personas mayores que lo vivieron en persona, les retrae al pasado y a la nostalgia de un mundo que se ha perdido del todo pero del que tantas emociones atesoran. Como dice Alejandro, es raro que en cada lugar que expone no haya alguien que a partir de una de las fotos, suscite algún comentario que siempre va acompañado de una emoción.



Recuerdos Personales.
En esta ocasión y más tratándose de El Ejido, zona parralera y tan vinculado a Dalias como uno de los centros de mayor actividad uvera del siglo pasado, era evidente y así sucedió, que algunas de las personas asistentes a la ponencia de Buendía tienen aún presente la producción uvera y su comercio en El Ejido, ya que lo vivieron en su infancia. De hecho, las imágenes que compartió el presidente de la Asociación Amigos de los Museos de Terque sirvieron para hacer aflorar los recuerdos de la actividad en El Ejido, el trabajo en los parrales, el engarpe o el envasado, fueron acompañados por referencias personales de la memoria de aquel tiempo. Fue con la llegada del agua para riego al Campo de Dalías, a comienzos del siglo XX, cuando pudo desarrollarse en su plenitud la producción y comercialización uvera en la zona.


En los últimos años se han publicado varios libros en los que se hace referencia a esa relación, como “Historia del agua en Dalías-El Ejido. La Fuente Nueva: de la minería al agua”, del ex presidente de Athenáa Francisco Espinosa, o en “Primera mitad del siglo XX en el campo de Dalías. Un ejemplo de colonización privada”, de José Luis Callejón Baena, quien fuera profesor de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Almería. Ambos autores recogieron sus reflexiones durante su intervención.
Un intercambio de conocimiento y recuerdos que tanto enriqueció el acto, a tal punto que Alejandro tomó nota sobre algunos comentarios para incluirlos en la colección de los Museos de Terque, y que confirma la importancia y el acierto de estas ponencias, donde los asistentes acceden a información y el informante se retroalimenta de sus oyentes, una cosecha de la memoria de la uva del barco en una simbiosis cultural de primer nivel.
El acto se cerró en un ambiente emotivo gracias a la empatía de los presentes con el ponente y los espontáneos que nos han acercado al tiempo de la uva, una retrospectiva necesaria para las generaciones actuales para entender y comprender nuestro presente.
El acto acabó con el tradicional posado del ponente y con la entrega de la medusita con la que Athenáa agradece su participación.