El pasado 12 de junio se llevo a cabo en El Centro de las Culturas Mediterráneas (CCM) de El Ejido, la presentación del libro ‘Los nombres almerienses de nuestras aves’, por sus autores Mariano Paracuellos y José Rivera Menéndez, un acto organizado por la Asociación C. Athenáa con la colaboración del Ayuntamiento de El Ejido.

La apertura del acto estuvo a cargo del concejal de Juventud y Educación, Javier Rodríguez, dando la bienvenida a los asistentes y agradeció a los autores la presentación en El Ejido de este didáctico libro, con el que podemos descubrir los nombres populares con los que se conocen las distintas aves que habitan en nuestra provincia o la tienen como zona de paso.
A continuación, el presidente de Athenáa, Samuel Caro, después de los agradecimientos al concejal Javier Rodríguez, así como a los asistentes al acto, pasa a presentar a los autores del libro, Mariano Paracuellos Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas, técnico de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, investigador, anillador experto del Grupo de Anillamiento Rhodopechys… y también es el autor de la citada exposición; y José Rivera Menéndez, doctor en humanidades, profesor jubilado de Filosofía y Sociología, activista histórico y fundador del Grupo Ecologista Mediterráneo y experto fotógrafo de naturaleza.
El libro
Mariano toma la palabra para indicarnos en primer lugar, que este libro se ha construido como un diccionario de las 208 especies registradas de aves que de forma usual se pueden encontrar en la provincia (80% del total). Catalogadas y ordenadas en orden alfabético con su nombre común oficial en castellano, seguido del nombre científico y todas las denominaciones populares y locales con que se conocen a lo largo de toda la provincia de Almería, «los ornitónimos vernáculos de Almería» los denomina. Un rico patrimonio inmaterial con 899 locuciones populares (80% de origen oral), con sus orígenes, distribución en la geografía provincial y curiosidades.
Para que este trabajo haya sido posible, nos cuenta que ha sido fundamental contar con un buen material fotográfico que ilustre la gran diversidad de aves en la provincia, un total de 76 imágenes de alta calidad a todo color. Una labor que ha estado a cargo de José Rivera y que ha sido fundamental e imprescindible para el fin de este proyecto, y reconocida con la autoría compartido del libro. A continuación cede la palabra a Rivera para que nos comente su interesante trabajo.

Rivera nos cuenta que esto de hacer fotos a las aves es una labor compleja, que exige un conocimiento de los hábitos de las aves, disponer de un buen equipo fotográfico, y sobre todo, mucha paciencia. Hay que conocer los lugares que cada especie suele buscar para posarse y de este modo acechar. Un acecho que exige respectar distancia prudente para no molestar a la ave, y esto obliga a disponer de un equipo óptico que garantice obtener desde lejos una imagen nítida, y no queda otra que esperar a que el ave se pose y exponga la posición idónea para tomar la fotografía, aunque también reconoce que la llegada de las cámaras digitales han facilitado mucho esta labor, reduciendo el tiempo de espera y la multitud de fotos que se pueden realizar en un instante con la opción de ráfaga. Para terminar su exposición sobre su labor fotográfica, nos trasmite su preocupación porque cada vez es más difícil localizarlas por la evidente reducción de ejemplares y de ciertas especies en la provincia, una evidencia que ha podido constatar a lo largo de los muchos años que lleva fotografiando aves en Almería.
Vuelve a tomar la palabra Mariano para entrar en el imaginario popular sobre las aves, unos animales que siempre han atraído la atención del ser humano y esto le ha llevado a nombrarlas para distinguirlas, se cumple la expresión filosófica «lo que no se nombra, no existe». Esta faceta de ir dando nombre a las aves, ha derivado en una fuente de información del folclore y cultura que nos cuenta la historia de quienes lo usan. Como ejemplo de la presencia de las aves en nuestra historia, nos expone una foto con el detalle de mosaico de Ciavieja donde se representan hasta cinco aves diferentes, una perdiz, un faisán, un cuervo, una paloma y un mirlo o estornino. Y un caso más antiguo como las pinturas rupestres del Neolítico (más de 5.000 años) en la cueva del Tajo en Cádiz, con una representación excepcional de un total de 131 aves de 19 variedades diferentes.
Con respecto al rico vocabulario popular nos va presentando curiosidades sobre los orígenes de los vernáculos, mostrando fotografías de diferentes variedades de aves e interactuando con los asistentes en el juego de descifrar los ornitónimos. Casos tan curiosos que dependiendo del lugar adquieren nombres populares, bien por su tamaño, como el buitre leonado (el ave más grande de Almería) que en la zona de los Vélez lo llaman «pavo» por su gran dimensión, similar al pavo de granja, y en sentido contrario el chochin (la más pequeña) conocida como «sieterreznos» como varios reznos o garrapatas juntas.
También los hay por su color, como el pinzón vulgar que por su franja blanca le llaman «alistao«, o a la carraca europea por su colorido donde predomina el azul, es el «azulete«. Casos como la conjugada montesina, que por el sonido que hacen han adquirido el nombre onomatopéyico de «totovías»; en la abubilla común por el olor que desprende para la defensa de sus nidos se han ganado el nombre pestoso de «caganíos«. Otra especie ya desaparecida en la provincia pero que aún perdura su nombre, son los quebrantahuesos que también eran conocidos como «rompehuesos»; la colorida y hermosa oropéndola que por su voracidad frutal es la «picahigos«; y para terminar se refiere al petirrojo europeo, que por su movilidad estacional es el «pajarillo del tiempo«, pero que su llamativo color rojo en el pecho, docilidad, cercanía al hombre y su abundancia, acumula mas de 100 denominaciones diferentes en la provincia, lo que la convierte en el ave con mayor número de ornitónimos vernáculos de Almería, motivo por el que ha sido escogido como portada del libro.


Otro factor importante en esta clasificación es la distribución de estos topónimos por la geografía de la provincia y como influye en la variedad y cantidad de locuciones ornitólogas. Diferenciando la zonas internas de montaña más aisladas por su geografía, con las zonas de costa más comunicadas y globalizadas, factores que determinan que las zonas interiores sean más ricas en cuanto a número y variedad de topónimos vernáculos, por la sencilla razón que el aislamiento de la población en múltiples grupos dispersos, trae consigo que en cada uno de estos asentamientos se genera una denominación local, acumulando muchos más nombres que en la zona de costa donde la comunicación es más fluida y los vocablos se trasmiten con más facilidad entre los lugares sin tener la necesidad de crear una denominación para poder distinguirlos. Un factor que contrasta con la diversidad de especies, siendo la zona costera la que más acumula con respecto al interior, porque en la costa además de las variedades que se encuentran en la montaña hay que sumarles las que dependen del mar y los humedales.

En el último tramo de la exposición se hace mención a la metodología para la realización del catálogo de las aves, dividiendo la geografía en siete comarcas establecidas por la Junta de Andalucía, diferenciando las que presenta línea costera con las de interior. Un trabajo de recopilación que les ha llevado a recorrer toda la provincia, realizando entrevistas a cientos de personas sobre el terreno en el pueblo, cortijo o ciudad, recogiendo información tradicional sobre las aves del lugar, sobre todo en sus orígenes e interpretaciones. También hacen un repaso de las alusiones a las aves en nuestra vida cotidiana y su presencia e nuestro folclore como sucede con el trovo alpujarreño, con un variado y extenso repertorio de frases, refranes, dichos y poesías de la personas del lugar, así como el uso de estos vernáculos para denominar lugares y parajes, sitios cotidianos como rincones y calles, así como en nombres de asociaciones, negocios y logotipos en general.

Las aves se están extinguiendo en Almería por culpa del ser humano, la incompatibilidad del desarrollo de la agricultura intensiva está dejando un paisaje más descolorido y silencioso, y para que no se nos olviden y siga perviviendo el interés de conservarlos es el motivo de este libro. Conservar y registrar sus nombres populares para que pervivan en nuestra memoria colectiva y nos ayude a luchar y mantener la biodiversidad. Si se olvida de la memoria se puede estar facilitando su extensión física, conservamos lo que amamos, y amamos lo que conocemos. Se nos van las aves pero ¿quedarán sus nombres?.

Video de Canal Sur sobre la exposición del Instituto de Estudios Almerienses sobre ‘Las aves de los almerienses’.
Por un trabajo bien hecho: La Estación de Anillamiento Lorenzo García, en las albuferas de Adra, donde Mariano Paracuellos es el coordinador desde el año 2015, ha sigo galardonado en la XXIX edición de los Premios Andalucía de Medio Ambiente (PAMA), con el PREMIO Andalucía de Medio ambiente en la categoría de Biodiversidad.
